La Sefer Torá de Calahorra. Los dobleces del pergamino que fácilmente se aprecian
son una prueba de su posterior utilización como forro de libros cristianos
Entre los escasos restos materiales que se han conservado del pasado judío de Calahorra,
ocupa un lugar destacado los fragmentos de una Torá sinagogal que se guardan en el Archivo de la Catedral y que conservan fragmentos del libro
del Éxodo, desde Éx- IV, 18 a XI, 10.
Los fragmentos de la Torá han llegado hasta nuestros días gracias a su utilización como cubierta para dos tomos de las Actas del Cabildo Catedralicio, en concreto, para los volúmenes correspondientes a los años 1451-1460 y 1470-1476.
Estos fragmentos pertenecían a un largo rollo que contenía el texto de la Torá compuesto de pliegos cosidos entre sí y que conformarían una tiras horizontalmente
muy largas, que se enrollaban en cada uno de los extremos a sendas varas de madera.
Para el cosido de unos y otros pliegos se utilizaba, normalmente, tendones (o giddim) procedentes de la pata trasera de un animal cásher o apto para el consumo por los judíos.
El texto escrito está dispuesto en columnas paralelas y, como puede observarse en
los fragmentos calagurritanos, la caligrafía se cuida al máximo y la tinta es de gran
calidad. La longitud del manuscrito completo sería de unos cuarenta metros.
Los fragmentos conservados del SeferTorá de Calahorra presentan una forma cuadrangular apaisada, y constituyen una pieza de
piel de 1,49 metros de largo (81 centímetros uno de los fragmentos y 68 el otro) por
63-64 centímetros de ancho. El texto se distribuye en nueve columnas de escritura,
correspondientes las cinco primeras al fragmento peor conservado (el que encuadernó
las actas capitulares de 1470-1476), y las otras cuatro al que permite una lectura
mejor (y cubrió las actas de 1451-1460). Cada columna de escritura está formada por
cuarenta y tres líneas, como es habitual en los sefarim, y todas ellas igualmente espaciadas entres sí un centímetro. El pergamino que le
sirve de base es de primera calidad y consiste en piel curtida, probablemente de cabra,
escrita por su capa hialina (es decir, por su capa lisa), con escritura hebrea cuadrada
muy elegante, que podría ser definida como escritura rabínica sefardita. Las letras están ligeramente espaciadas entre sí y los espacios son algo mayores
entre palabras y entre frases. La tinta utilizada es de un negro muy intenso, de carbón,
de negro de humo.
El pergamino de base tiene trazas de haber sido reutilizado, y todavía se pueden observar
restos de una escritura anterior borrada para reaprovechar el material, lo que da
al manuscrito un valor aún mayor.