El seguimiento detenido de las huellas de los judíos de Jaén, que poblaron este lugar durante casi doce siglos, permite al viajero de nuestro tiempo adentrarse en el meollo de la ciudad, hasta el corazón secreto en el que nacen las leyendas más reveladoras de su espíritu profundo. Fuera de los límites estrictos de la judería tradicional, el friso gótico de la catedral, los baños árabes de Villardompardo o el antiguo convento de los dominicos, donde tuvo su sede la Inquisición, permiten completar el panorama de un Jaén judío que perduró prácticamente hasta el siglo XVIII, largo tiempo después de la expulsión de los hebreos andaluces en 1483.

612
El rey Sisebuto prohíbe a los judíos de Jaén tener esclavos cristianos

los primeros documentos conservados se remontan hasta la época visigótica, al año 612, cuando el rey Sisebuto prohibió por ley a los judíos de Jaén tener esclavos cristianos.

circa 800
Jaén cuenta ya con una sinagoga y una yeshivá

Se sabe que en el siglo IX, Jaén contaba con una sinagoga y junto a ella una yeshivá o centro donde se impartían estudios sobre la Torá y el Talmud.

circa 800
Baños árabes del palacio de Villardompardo

Palacio de Villardompardo

Conocida también ésta como plaza del Pato, por el cisne que adorna la fuente que aquí se ubica, en ella se levanta el espléndido palacio de Villardompardo, que guarda en sus bajos uno de los mayores tesoros de Jaén: sus maravillosos baños árabes del siglo XI.

El palacio, que perteneció a don Fernando Torres de Portugal, virrey del Perú y conde de Villardompardo, es un colosal edificio renacentista que simboliza la posición de Jaén en la conquista de América y, actualmente, un amplio complejo cultural que incluye, además de los baños y las dependencias del propio palacio, el Museo de Artes y Costumbres Populares y el Museo Internacional de Arte Naïf.

La recuperación de los baños árabes, que mereció el premio Europa Nostra de restauración en 1984, permitió descubrir las dependencias de los antiguos baños de Alí que junto con los mencionados del Naranjo y de Ibn Ishaq, formaban parte de un grupo de cuatro que menciona en sus crónicas Al-Himyari, todos ellos dependientes del caudal de la fuente de la Magdalena. Los baños de Alí, que llevan el nombre del rey musulmán que los mandó construir en el siglo XI, funcionaron como tales hasta 1246, cuando Fernando III el Santo conquistó la ciudad para los cristianos. A partir de ese momento, sus estancias fueron utilizadas para curtir y teñir pieles hasta que a finales del siglo XVI el virrey don Fernando los mandó rellenar de tierra y escombro para levantar sobre ellos su palacio.

Los baños fueron redescubiertos en parte por Enrique Romero de Torres, quien en 1913 estaba empeñado en la tarea de elaborar el catálogo monumental de Jaén.

En la visita a los baños se pueden ir recorriendo los distintos espacios que los componían: el vestíbulo, formado por una gran sala de 14 metros de largo cubierta por una bóveda con 18 lucernas en forma de estrella, la sala templada, de planta cuadrada, y la sala caliente, de casi 16 metros de largo, situada junto a las calderas y cubierta de la misma manera por estrellas, permitiendo que la luz del sol formara un ambiente lleno de magia en el interior de los baños, que fueron utilizados tanto por musulmanes como por judíos y cristianos, por hombres y por mujeres en horas alternas. Todo un alarde de sabiduría y buena vida.

circa 850
Al Himyari habla de cuatro baños en Jaén

El geógrafo Abd al-Nūr Al-Himyari afirma que a finales del siglo IX existían en Jaén cuatro hammam o baños musulmanes alimentados con el agua procedente del Raudal de la Magdalena, uno de los cuales era el Hammam Ibn Ishaq, el Baño de Ben Isaac, de clara connotación judía. Este baño podría haber sido propiedad de Isaac Ben Saprut, padre del afamado médico y diplomático jienense Hasday Ben Saprut.

circa 900
Hammam ibn Isaac, Baño de Isaac

Vista de la excavación arqueológica donde se ha creído localizar los baños de Isaac

El baño árabe o hammam musulmán, de carácter público, contaba con una serie de turnos para hombres y mujeres, pero también para los distintos credos religiosos que habitaban en las ciudades hispano-musulmanas. La población judía los utilizaba los viernes, día de precepto en el Islam y previo al shabat hebreo.

Existe constancia de que en Jaén existió otro baño árabe, de la misma época que el de Villardompardo, cuyo propietario era un judío. El nombre de ese Baño era Hammam ibn Isaac, es decir, Baño del Hijo de Isaac. No se descarta la posibilidad de que fuera propiedad de la familia del célebre cortesano Hasday ibn Shaprut, hijo de Isaac ibn Shaprut, un poderoso judío local. Las últimas investigaciones apuntan a que ese hammam se ubicaba en el interior de la judería, , en el solar excavado al sur de la calle Martínez Molina, cercano a la actual Iglesia de San Andrés.

circa 910 - 975
Hasday ibn Shaprut

Hasday ibn Shaprut fue uno de los personajes más singulares de la corte de Abderramán III, médico y hombre de confianza del califa, nacido en Jaén en el 910 y nombrado por él nasir o jefe de las comunidades judías de Al-Ándalus, cargo que compatibilizó con otros como el de ministro o jefe de protocolo. Diplomático, escritor, hombre de gran fortuna y verdadero mecenas de poetas, filósofos, gramáticos y científicos, Ibn Shaprut actuó como un verdadero ministro de asuntos exteriores del califato y fue uno de los grandes impulsores de la época dorada de la cultura judía andalusí. Murió en Córdoba alrededor de 975.

1013
Jaén pasa a formar parte del reino zirí de Granada

En el siglo XI, tras la disgregación del Califato de Córdoba y la siguiente disgregación de Al-Ándalus en Reinos de Taifas, Jaén pasó a formar parte del reino zirí de Granada.

1066
El gobarnador de Jaén permite al hijo del rey de Granada saquear a los judíos

en el año 1066 el gobernador de Jaén Musakhan permitió a Maksan, hijo del rey de Granada hacerse con las riquezas de los judíos de la ciudad tras una revuelta.

1090 - 1147
Invasión almorávide

Los almorávides, llamados en auxilio de Al Ándalus por el rey de la Taifa de Sevilla, Al Mutamid, tras la conquista de Toledo, eran un pueblo del norte de África que predicaba el cumplimiento ortodoxo de la doctrina del Islam. Al mando de Yusuf ibn Tasufin, se fueron apoderando de los reinos de Taifa desde 1090, imponiendo un continuo saqueo de las ciudades. La conquista almorávide obligó a los judíos a exiliarse a los reinos cristianos del norte de España. Aunque una parte considerable de la población judía intentó permanecer en Al-Ándalus, la siguiente oleada de intolerancia, la almohade, dio el golpe de gracia a su presencia en tierras musulmanas.

circa 1147
Los almohades arrasan la judería de Jáen

La invasión almohade arrasó la judería. Yacub ben Yusuf promulgó pena de muerte para todo el que no practicara la religión islámica y esto hizo inevitable la emigración y la completo abandono de la judería. Así ocurrió en la judería de Jaén, que sólo volvió a restablecerse ya en época cristiana, tras la conquista de la ciudad por el rey Fernando III en 1246.

1246
Fernando III el Santo conquista Jaén

Cuando los judíos regresan a Jaén con Fernando III, rey tolerante con los judíos, es posible que se establecieran en la antigua judería que dejaron al marcharse en vez de crear una nueva en un lugar distinto, tal y como ocurrió en otras ciudades de España.

circa 1246 - 1492
La Judería

La judería de Jaén. Calle de los caños

Tras pasar por la plaza de la Audiencia, la calle Maestra se convierte en la calle Martínez Molina, que en su último tramo, a partir de la iglesia de San Juan, se convierte en uno de los límites de la judería tradicional. El ensanche de la calle principal deja paso, a partir de aquí, a un dédalo de callejuelas estrechas que en su mayor parte mantienen el trazado del barrio hebreo medieval. La calle de los Caños, que se abre a la derecha, inaugura el recorrido por la judería, con un suave descenso hasta la plaza de los Caños, donde en su día estuvieron los baños del Naranjo, que algunos investigadores han relacionado con el Hammam ibn Ishaq, es decir, con los baños del hijo de Isaac. La elegante fuente del siglo XVI que se conserva en esta plaza es el testimonio de la abundancia de manantiales que existieron siempre en esta zona. Frente a la fuente se localiza el edificio de las antiguas Carnicerías, que en tiempos no muy lejanos fue escuela nacional.

A través de la calle Arroyo de San Pedro se llega a la de Santa Clara, una estrecha calleja en forma de «L» en cuyo codo se sitúa la entrada al convento de Santa Clara, cenobio del siglo XIII, el más antiguo de Jaén, instalado en un extremo de la judería. La verticalidad del ciprés y del pilar que sostiene a la titular del convento ofrecen la nota espiritual en un rincón de paz que custodia otro célebre Cristo jaenés, el de las Misericordias o del Bambú, que en Semana Santa sale como uno de los pasos más celebrados. Algunos autores han relacionado el convento con una antigua sinagoga. Callejeando en zigzag, el itinerario toma un tramo de la calle Huérfanos, una de las principales de la judería, y desciende después por la calle Real hasta la calle Huertas, cuyo recorrido marca el límite este del barrio judío.

circa 1246 - 1391
Antigua sinagoga de Santa Cruz

Fachada trasera del Real Monasterio de Santa Clara. En primer término el muro de la antigua sinagoga de Santa Cruz

En el Real Monasterio de Santa Clara de Jaén, la fachada trasera que da a la calle de Santa Cruz presenta un pequeño trozo de muro que sobresale del resto y que muestra un corte muy irregular. Éste muro ha sido identificado como el único vestigio actual de la antigua Parroquia de Santa Cruz y anterior sinagoga en tiempos medievales.

La existencia de esta sinagoga queda demostrada gracias a un documento de 1413 emitido por el Cardenal de Montearagón, referido a un pleito de las monjas de Santa Clara con la nueva iglesia de Santa Cruz que se señala como antigua sinagoga y de la que se indica que estaba situada al otro lado del refectorio del convento.

Tras el asalto de 1391, que en Andalucía tuvo características especialmente violentas, está documentada la transformación de esta sinagoga en la nueva parroquia de Santa Cruz, en la que el culto se celebraba únicamente cada tres meses, como muestra del alejamiento de los nuevos conversos del ritmo general de la sociedad cristiana.

circa 1250
Máxima prosperidad de la judería de Jaén

Hasta mediados del siglo XIII, con Alfonso X el Sabio, los judíos jienenses vivieron una nueva etapa floreciente en sus trabajos de artesanos, mercaderes, médicos, cambistas y recaudadores de las rentas reales. A este último oficio se dedicaron, por ejemplo, Abraham Secuto, Yuçaf de Castro, Abraham ibn Aladep, Çaq de Castro y Samuel ibn Aladep. En Las siete partidas de Alfonso X señalan aspectos específicos de la convivencia de judíos y cristianos. La judería de Jaén disfrutó de esa convivencia, y de acuerdo con las normas legales, se definió un espacio y una autonomía similar a la que se daba en Castilla a las juderías, donde un tribunal propio resolvía conflictos y desavenencias entre judíos e incluso se hacía la recaudación de los impuestos para el rey.

circa 1290
Jaén paga en diezmos lo mismo que Córdoba

A finales del siglo XIII, la nueva judería de Jaén pagaba 25.000 maravedíes en concepto de diezmos a la Iglesia, prácticamente la misma que pagaba la judería de Córdoba, lo que pone de manifiesto la importancia de la de Jaén.

1312
Se vela el cadáver de Fernando IV en la Capilla del Arco de San Lorenzo

Monumento nacional, el Arco de San Lorenzo guarda en su interior una bella capilla adornada con azulejos y yeserías moriscos; aquí se veló el cadáver del rey Fernando IV el Emplazado en 1312.

1368
Los nazaríes se llevan prisioneros a 300 judíos

En 1368, durante la guerra entre Enrique II, al que la ciudad de Jaén era fiel, y su hermano Pedro I, conocido por su papel protector de los judíos, las tropas nazaríes de Granada, fieles a Pedro I, entraron en la ciudad de Jaén y se llevaron prisioneros hasta 300 padres de familia de la comunidad judía a Granada, según escribió Samuel Zarza, en su libro Fuente de Vida:

Jaén fue tomada por la fuerza y mataron a un número de hombres. Mas en los judíos ordenó el rey don Pedro que no pusieran la mano porque no tenían culpa. Pero que si querían cautivarlos, los cautivasen. Entonces llevaron prisioneros al reino de Granada hasta trescientos padres de familia que vivían en Jaén.
La cifra de 300 padres de familia equivale a unas 1.500 personas, número ciertamente elevado, lo que colocaría a Jaén dentro de las másimportantes en la España bajomedieval.

1382
Convento de Santo Domingo

Convento de Santo Domingo

La calle de Santo Domingo continúa el trazado de la vía principal, iniciada en la calle Maestra y seguida por la de Martínez Molina. En su flanco derecho se levanta el antiguo convento de Santo Domingo, un edificio cargado de historia cuyo primer antecedente fue un viejo palacio musulmán que el rey castellano Juan I cedió a los dominicos en 1382, y que fue sede de la Universidad de Santa Catalina, hospicio y dependencias del tribunal de la Santa Inquisición de Jaén, el tercero en constituirse en España, después de los de Córdoba y Sevilla. En el edificio destacan, sobre todo, las magníficas proporciones del claustro, que lleva también el seño de Andrés de Vandelvira.

1391
La sinagoga se convierte en parroquia de Santa Cruz

Durante la segunda mitad del siglo XIV, en parte a causa de las predicaciones del Arcediano de Écija, Ferrand Martínez, se desarrollaron la mayor parte de conversiones forzosas de los judíos y éstos tuvieron que transformar su sinagoga en la parroquia de Santa Cruz en 1391, formándose así con el tiempo la nueva colación o barrio de Santa Cruz.

1413
Un documento señala la situación de la sinagoga de Santa Cruz

La existencia de esta sinagoga queda demostrada gracias a un documento de 1413 emitido por el Cardenal de Montearagón, referido a un pleito de las monjas de Santa Clara con la nueva iglesia de Santa Cruz que se señala como antigua sinagoga y de la que se indica que estaba situada al otro lado del refectorio del convento.

21 de Marzo de 1473
Asesinato del Condestable Iranzo

En 1473, el Condestable Miguel Lucas de Iranzo, gobernador de la ciudad de Jaén y protector de judíos y conversos, fue asesinado mientras rezaba en la Catedral. Una vez asesinado el condestable, la muchedumbre enfurecida fue en busca de Juan López de Marruecos, el converso alcaide de la fortaleza de Torredelcampo, para darle muerte junto con su familia. A continuación, el pueblo enfurecido se lanzó contra los conversos, convencido de que seguían siendo judíos. Así, Juan de Mariana dice en su Historia General de España:

Esto fue a causa de que el odio y la envidia de la muchedumbre se revolviese contra él de tal guisa, que con cierta conjuración que hicieron un día le mataron en una iglesia en que oía misa. La rabia y furia fue tan arrebatada y tal el sobresalto, que apenas dieron lugar para que Doña Teresa de Torres, su mujer, y sus hijos, se recogiesen en el Alcázar. Como el Condestable pusiese las rodillas para facer oración, uno del pueblo, que más cera dél se falló, le dio tan grande golpe con una ballesta de acero en la cabeza, que dio en él en el suelo, e todos los que cerca dél estaban lo firieron con lanzas e espadas de tal manera que no quedó en él señal de persona humana, e luego todos juntos fueron a robar e matar los conversos.

1483
Se establece el tribunal de la Inquisición en Jaén

En 1483, los Reyes Católicos establecieron en Jaén el tercer tribunal de la Inquisición, tras los de Sevilla y Córdoba. Este dato demuestra el alto número de conversos que había en Jaén en ese momento, por encima de muchas otras ciudades. Los primeros inquisidores se alojaron en una casa que el Condestable Iranzo poseía dentro de la misma judería. Más tarde, el tribunal de la Inquisición se ubicó en el Convento de Santa Catalina Mártir (Convento de los Dominicos, hoy, Archivo Histórico Provincial) donde permaneció hasta el año de 1526.

1485
Los judíos se instalan en las proximidades de la Puerta de Baeza

La plaza de los Huérfanos. En primer plano se encuentran los vestigios de la Puerta de Baeza

Las persecuciones de que fueron objeto los judíos a partir del siglo XIV los movió a aproximar sus casas a la muralla, junto a la Puerta de Baeza, como se colige de las confiscaciones de viviendas de conversos por la Inquisición en 1485.

La conocida como Puerta de Baeza, que daba acceso directo al barrio de la judería y que durante la edad Media fue su entrada principal. Así se desprende de la intervención arqueológica que la sacó a la luz, ya que su orientación es directa hacia la calle Los Huérfanos y sin duda debió ser la puerta principal de la judería.

En la zona interna de las murallas se consiguió encontrar la antigua calle por la que transitaban los habitantes de la judería, o lo que se conoce como camino de ronda, que tenía unos 4 metros de anchura y se encontraba empedrado. La evacuación de las aguas se realizaba a través de una apertura en las murallas junto a la puerta, dirigiéndose extramuros al lugar conocido por las fuentes escritas como el barranco de los judíos o muladar de los judíos, barranco en el que se ubicaba la puente de los judíos, expresión que se cita en varios documentos, donde también se habla de un fonsario.

Actualmente, un puente de madera invita a cruzar la antigua Puerta de Baeza, cuyos restos arqueológicos se hallan bajo el mismo, al igual que lo hacían los judíos de Jaén para entrar o salir de la ciudad

1494
Se inicia la construcción de la Catedral

Fachada principal de la catedral

La plaza de Santa María ha sido, durante siglos, el centro de la vida pública de Jaén, además de un lugar marcado por la extraordinaria presencia de la catedral renacentista de la ciudad, uno de los ejemplos más deslumbrantes de este estilo arquitectónico en España, nacido del genio creador del arquitecto Andrés de Vandelvira. Aquí, donde también se levanta el Palacio Episcopal y donde tuvieron lugar numerosos autos de fe celebrados por el Santo Tribunal, con el protagonismo de inquisidores como Diego de Deza y Alonso Suárez, comienza el recorrido por el itinerario judío de Jaén, que discurre a las faldas del cerro sobre el que se levanta el castillo de Santa Catalina, uno de los emblemas históricos de la ciudad.

Además de la espectacular fachada principal, con sus torres gemelas, en el interior destacan la amplitud de las naves, la esbelta cúpula del crucero, el balcón central, donde se mostraba la reliquia de la Santa Faz (a cuya custodia está dedicado todo el templo), el coro, la capilla de San Pedro de Osma o las galerías altas, que permiten recorrer toda la catedral por el segundo piso, así como los tesoros que se guardan en el museo.

La catedral de Jaén, a pesar de haber contado entre sus administradores con numerosos conversos, fue celebre en el siglo XVI por haber surgido de su Cabildo la primera redacción de los Estatutos de Limpieza de Sangre.

circa 1500
La ‘Mona’

La Mona en el friso gótico de la catedral

En la cabecera de la catedral, orientada hacia la calle de Valparaíso o callejón de la mona, está recorrida en toda su longitud por una moldura de estilo gótico florido fechada hacia finales del siglo XV y principios del siglo XVI y atribuida al cantero Enrique Egas. Este friso gótico es muy célebre entre los jienenses, por contener todo un discurso iconográfico destinado a representar a los judíos como un pueblo maldito, sujeto a todas las penas del infierno, en un espectáculo escultórico presidido por la popular Mona, que representa a un personaje vestido con el hábito judaico.

La popular mona de la catedral representaría al judío sedente, figura que abre un discurso antisemita de advertencia al cristiano medieval, para que éste no caiga en la tentación de judaizar e incluso para invitar a los propios judíos a la conversión como medio de rechazar al maligno y alcanzar la salvación.

De este modo, los diferentes elementos decorativos que recorren la cenefa se interpretan como símbolos judíos (figuras de cerdos que aludirían a los marranos, es decir, a los judeoconversos tal y como se les llamaba en aquella época), cristianos (granadas que simbolizarían la Iglesia; una gárgola con posible forma de pelícano y espigas de trigo que representarían la eucaristía; conchas que significarían el bautismo, la conversión, etcétera) e inquisitoriales (figuras humanas y animales atadas a unas ruedas en llamas que podrían representar a los conversos penitenciados, condenados a la hoguera por la Inquisición).

1515
Se funda la Capilla de San Andrés en la antigua sinagoga

La capilla de San Andrés

Todo en la Santa Capilla de San Andrés recuerda la antigua sinagoga que aquí estuvo antes de convertirse en iglesia cristiana: desde la estrella de David triunfante hasta la propia estructura del templo, con sus magníficos arcos que recuerdan a las mezquitas musulmanas, y su patio de acceso, con entrada por la calle del Rostro. La preciosista reja que cierra la Santa Capilla, obra del maestro Bartolomé, es uno de los elementos más relevantes de esta pequeña joya que se sitúa en el centro del barrio judío, en mitad de la cuesta que lleva desde la ciudad baja hasta la alta, siguiendo la orografía del terreno.

La adscripción judía de la capilla, no obstante, sigue siendo discutida. Luis Coronas y Vicente Salvatierra argumentan en contra del origen de la capilla en una sinagoga original. Como prueba aportan la existencia de la Iglesia de San Andrés ya en el año 1311, momento en que los reyes cristianos aún se mostraban tolerantes con los judíos por lo que no es probable que les arrebataran su sinagoga para la construcción de un nuevo templo cristiano, así como la posición de entrada de la iglesia, fuera de los límites de la judería.

A favor de la hipótesis de la sinagoga original, se ha aportado, entre otras consideraciones, que:

  1. La entrada principal es mucho más sencilla que el resto de iglesias históricas de la ciudad (las sinagogas presentan accesos muy sencillos)

  2. La puerta de entrada no queda frente al altar mayor (las sinagogas nunca tenían la puerta de entrada frente a la orientación del templo para que al salir de la misma no se diera nunca la espalda a la Torá)

  3. La orientación del templo hacia el este; el pavimento interior del templo a un nivel inferior al de la calle (las sinagogas solían situarse por debajo del resto de templos cristianos)

  4. La similitud artística de la planta del templo con las iglesias de Santa María la Blanca, de Toledo, y la Iglesia del Corpus Christi de Segovia, ambas inicialmente sinagogas

  5. La presencia de un patio que recordaría los patios de acceso de las sinagogas

1913
Se descubren los baños árabes de Jaén

Los baños fueron redescubiertos en parte por Enrique Romero de Torres, quien en 1913 estaba empeñado en la tarea de elaborar el catálogo monumental de Jaén.

1984
Se recuperan los baños árabes de Jaén

La recuperación de los baños árabes, que mereció el premio Europa Nostra de restauración en 1984, permitió descubrir las dependencias de los antiguos baños de Alí que junto con los mencionados del Naranjo y de Ibn Ishaq, formaban parte de un grupo de cuatro que menciona en sus crónicas Al-Himyari, todos ellos dependientes del caudal de la fuente de la Magdalena.

2002 - 2013
Excavaciones arqueológicas en la Judería de Jaén

Desde el año 2002 se vienen realizando excavaciones arqueológicas dentro del entramado urbanístico de la judería y en ellas, en el solar existente entre las calles Martínez Molina al Sur, Santa Clara al Norte, calle San Andrés al Oeste y calle Los Caños y Murcia al Este, se ha dejado al descubierto una estructura que podría identificarse con un baño que tal vez pueda ser el de Ibn Isaac. El estudio continúa hoy abierto.

2004
Se localiza una posible yad en la Judería de Jaén

La yad o puntero ritual

Durante la excavación del solar entre las calles Santa Cruz y Rostro, lugar considerado tradicionalmente como centro de la judería, en 2004 se documentó un objeto realizado en marfil y localizado en el interior de la bodega de una vivienda que tenía fachada a la calle del Rostro. Se ha identificado como un yad o puntero judío ritual, pero esta adscripción no está establecida por completo.

El objeto recuperado, de 10 cm. de longitud y un grosor aproximado de 8 mm. posee en la parte superior un singular labrado con decoración incisa y una hendidura en uno de sus extremos que puede indicarnos que debió estar sujeto a otro a través de un cordón, hilo o cadena. Por este motivo, en un principio la pieza fue inventariada como un bolillo: objeto torneado y que tensa el hilo con el que se tejen encajes y pasamanerías. No obstante, algunos investigadores han apuntado que podría corresponderse con un puntero de lectura de la Torá. Hasta la fecha se han recibido diversas interpretaciones sobre este objeto, sin que haya unanimidad a favor o en contra de la función que tuvo en el siglo XIV. Lo único establecido es su contexto arqueológico y su datación estratigráfica que nos confirma que se trata de un objeto que fue utilizado por una persona judía en el siglo XIV.

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