En ninguna ciudad española el legado judío ha conseguido mantenerse tan íntimamente unido a la vida cotidiana de sus habitantes a través de los siglos como en Palma. La pervivencia hasta nuestros días de la comunidad de los chuetas o xuetes, herederos directos de los últimos hebreos que se convirtieron forzosamente al cristianismo a finales del siglo XIV y principios del XV se manifiesta gráficamente en las abigarradas calles comerciales de su antiguo call menor, donde las joyerías y los comercios artesanales mantienen hoy viva y pujante una actividad que ejercieron los judíos de entonces. Un bullicio que se complementa con la magnífica impronta medieval del call mayor, donde se conservan el trazado de las calles principales de aquella judería y un buen número de casas señoriales de la época.

En la resistencia de los descendientes de los judíos mallorquines a marcharse de Palma mucho a tenido que ver la propia idiosincrasia de la ciudad como una capital abierta, comercial y definida por el cruce de culturas que representa el Mediterráneo. Tanto como la propia antigüedad del colectivo hebreo en la zona, con noticias documentales que se remontan al menos al siglo V, cuando los judíos mallorquines convivían ya con los cristianos anteriores a la dominación musulmana, según se desprende de una conocida carta del obispo Severo del año 417, en la que se puede comprobar cómo en el siglo V la comunidad judía de Palma tenía un notable poder político y económico en Mallorca. Tres incripciones hebras encontradas en Ses Fontanelles de Son Torrella (Santa María del Camí) y datadas en el siglo IV o V, dan prueba de esta presencia desde muy antiguo.

Es probable que el asentamiento judío de Palma fuera destruido cuando el general bizantino Belisario expulsó a los vándalos en el año 534. Después de esta fecha, no hay más noticias sobre la presencia judía en Mallorca hasta la expedición a Mallorca de Ramón Berenguer III en el año 1114 y el asalto a la capital de la isla. Tras la ocupación del alcázar romano de la Almudaina, el rey recibió en rendición a todos los judíos. Sabemos que durante el siglo XII la economía y finanzas de la isla estaban casi totalmente en manos de la comunidad judía, que se habían hecho dueños del mercado y de las casas de cambio. Lo cierto es que en 1228, cuando Jaime I acomete la conquista de Mallorca, seguía habiendo pobladores hebreos en la isla.

Cuando Mallorca es conquistada entre 1229 y 1234, la comunidad judía debía ser ya importante, como correspondía a un puerto comercial del Mediterráneo como era Madina Mayurqa. Tras la conquista, es comúnmente aceptado que los judíos recibieron ciertas compensaciones por su ayuda durante la conquista, tal y como aparece en el Llibre del Repartiment. Que estos judíos fueran autóctonos de la isla o hubieran venido de la península con los conquistadores es algo que no se conoce. Actualmente se cree que la conquista atrajo un gran número de judíos a Mallorca, de los cuales un número importante procedía de Tortosa, de Vilafranca, o de Tárrega, y también de Narbona y de Marsella. Se tiene noticia de judíos emigrados incluso desde Alejandría. La repoblación de la isla, tras la formación de un gobierno y el establecimiento de la Iglesia, fue una de las propiedades de la Corona de Aragón, por lo que el rey ofreció a los judíos toda clase de facilidades para su asentamiento. El fomento a la inmigración de nuevos judíos está documentada por una disposición real de fecha 11 de junio de 1247.

Jaime I concedió a los judíos plena libertad y privilegios de importancia: eximió a las sinagogas del pago de tributos y gabelas, les ofreció un marco de protección y ordenó que en los pleitos contra los judíos, la acusación no pudiera basarse en testimonios únicamente cristianos. Muy poco después de la conquista, la aljama de Palma pagaba 300 sueldos malgoreses en tributos según un documento de 1247. La aljama se convirtió en un recurso del monarca en momentos de carestía de las arcas reales, solicitándoles ayuda y donativos. Así, en el año 1263, por acuerdo con el colectivo de los judíos se pagó la suma anual de ochenta y dos libras de Valencia.

Al confirmar los privilegios de los mallorquines el 5 de enero de 1285, Alfonso III les declaró exentos de determinadas tasas, con lo que obtuvo un donativo de 500 libras, seguido de otras 1.000 al año siguiente, más una contribución de 1.500 libras al otro año.Tras la marcha del gobernador del depuesto rey Jaime II, rey de Mallorca, Pons Saguardia, que se había refugiado con su familia en la Almudayna de Gomera y casas del Temple, los judíos pidieron autorización al rey para ocupar parte del recinto desalojado, junto al Call mayor. Para ello pagaron 600 libras en 1290.

Cuando Jaime II recobró la corona, tras la súbita muerte de Alfonso III, los judíos se hallaban instalados en las calles pertenecientes a la Orden del Temple y de Calatrava, hasta el Convento de Santa Clara. Jaime II, el 18 de marzo de 1299 afianzaba para siempre la permanencia de aquel call y de la sinagoga cuyas obras habían dado principio en el lugar designado por el obispo Pons de Jardi, en su propia demarcación con la facultad de agregar las casas contiguas al Temple si fuera necesario, a fin de garantizarles que en el futuro no serían forzados a dejar el call para constituir otro en un lugar diferente.Aunque en principio la habitación en el call era voluntaria, el rey la hizo obligatoria el 23 de mayo de 1303, aunque les seguía permitiendo regentar sus negocios fuera del barrio, siempre con la obligación estricta de comer y dormir en sus casas del call.

En el documento en el que Jaime II confirmaba la obligación de residencia de los judíos en el call, el 18 de marzo de 1299, se declara que se había comenzado a edificar la sinagoga correspondiente. El uso de la sinagoga, no obstante, duró hasta la confiscación general dictada por el rey Sancho de Mallorca antes del 19 de septiembre de 1315. Cuando los judíos recuperan sus bienes particulares, a cambio del pago a plazos de 95.000 libras, la sinagoga ya no retornó a los judíos, sino que el rey Sancho la convirtió en la capilla cristiana de la Santa Fe. Esta conversión trajo algunos problemas urbanísticos: hubo que tapiar las puertas y ventanas de acceso directo a la capilla desde las casas contiguas, improvisar un callejón que comunicase las calles exteriores al call con la capilla, instalada en el centro del barrio judío, e, incluso, expropiar algunas casas de judíos, que pasaron a ser residencia de cristianos.

Con la muerte del rey Sancho en 1327, una comisión nombrada por la aljama se trasladó a Perpiñán para tratar con el infante Felipe acerca de la instalación de una fábrica de moneda en el solar de la capilla de la Santa Fe, donde se ubicó la primera sinagoga. El Consejo real, a cambio de un préstamo de 5.000 libras, concede la instalación y permite la venta de las casas aledañas a la antigua capilla. La Monedería se instaló allí en 1328 y se sabe que en 1381 se hallaba aún en ese lugar.

Desde principios del siglo XIV, el call judío había sufrido breves épocas de violencia y ataques continuados, frente a los que sólo podían oponer la protección del monarca, que en 1306 ofreció el refugio de la isla a algunos judíos expulsados de Francia a quienes en 1311 el nuevo rey Sancho confirmaba su amparo. En 1305 se habían producido algunos episodios anti-judíos; en 1309 los judíos incurrieron en condenación a causa de las habituales calumnias de prácticas infames, se produjo el primer episodio cruento y en Inca parece ser que hubo incluso algunos muertos.En 1314 se produjeron de nuevo otras inquisiciones basadas en oscuras acusaciones que llevaron a la confiscación y cierre de la sinagoga. Durante el medio siglo siguiente la persecución del clero cristiano parece ser constante, pero atenuada o neutralizada por el poder real.

La población judía en Mallorca fue aumentando en el siglo XIV. Al finalizar el siglo XIII, se contabilizaban de cuatro a cinco mil judíos en Mallorca y las dos juderías de Palma debían albergar entre trescientas cincuenta y cuatrocientas casas.En 1339 se contabilizaban 259 cabezas de familia en la aljama de Mallorca en un documento en el que se los condenaba a pagar una multa impuesta por el rey, pero la lista no era exhaustiva, dado que algunos miembros fueron exonerados del pago.En 1343, a juzgar por los datos del morabatí, la población judía llegaba a 1.700 habitantes, y en 1350, tras la peste negra, había 2.600 judíos en Palma. La peste produjo un fenómeno de inmigración de las villas de la isla a la capital. El 15 de julio de 1350, Pedro IV ordenó a Gilabert de Centelles que anulara la provisión del 25 de agosto de 1346 en la que se disponía la construcción de un call en Inca, donde habitaba la comunidad judía foránea más populosa. Los judíos de Inca que lograron sobrevivir a la peste, debieron trasladar su residencia a la ciudad, en buena parte. La decisión real, de todos modos, fue reconsiderada, ya que en 1353 se iniciaba la constitución del call de Inca.

En 1370 corren nuevos rumores sobre posibles asaltos al call. Ese mismo año, algunos judíos son robados, heridos y encarcelados por los oficiales reales.El hambre que asola Mallorca en 1374, provoca nuevos ataques contra la judería y se pide que se expulse a los judíos de la ciudad. La aljama intenta paliar la situación con la generosa oferta de pagar más de lo que le corresponde para fletar naves que debían traer víveres desde Cataluña, adelantando además el dinero para fletar otras naves que tenían que salir de Mallorca para buscar más alimentos. El rey, agradecido, confirmaba a los judíos como són tresor e cosa nostra propia.

El 2 de agosto de 1391, dentro de la ola de asaltos a las juderías peninsulares, un grupo de campesinos de la isla que habían acampado a las afueras de la ciudad y que se negaron a disolverse, atacando incluso al propio Gobernador, asaltan el call. La matanza se cobra entre 180 y 300 vidas de judíos, según algunas fuentes. Los atacantes reivindican la abolición de todos los impuestos y de las deudas, así como la conversión de los judíos, a los que juzgaban corresponsables de la ruina de la población por su actuación en la ámbito de la deuda privada y el crédito. Por dos días estuvo la ciudad sin gobierno y en manos de los insurgentes, acaudillados por el batlle de la ciudad, Lluis de Belviure, que aparece a la cabeza de la rebelión popular frente a las instituciones. El call de Palma es saqueado reiteradamente, tal vez usado como despensa por los amotinados. El día 14 de agosto, y cediendo a la presión de los sublevados, los jurados mandan pregonar la abolición de los impuesto y el retorno de ayudas. Los judíos que no habían podido abandonar la isla se refugiaron en el Castillo de Bellver, protegidos por el Gobernador y diez ballesteros armados.

Tras la extinción de la rebelión, los judíos vuelven al call y el Gobernador ordena la restitución de sus bienes y el retorno de las puertas del call, arrancadas en la revuelta.El 21 de octubre de 1391 numerosas familias ya habían sido bautizadas en el cristianismo, tomando nombres y apellidos cristianos.Las conquistas fiscales y económicas de los amotinados son derogadas el 22 de noviembre por el rey desde Vilafranca del Penedés.

A pesar de la brutalidad de los hechos de 1391, las conversiones no fueron tan masivas como se ha dicho en más de una ocasión. El call no quedó deshabitado tras la matanza de 1391, sino que volvió a repoblarse, al menos parcialmente, con una parte de los judíos mallorquines que sobrevivieron al asalto. El call, aguantando grandes calamidades y vejaciones, pudo subsistir cerca de cuarenta años más. Sin duda, ayudó a su supervivencia la llegada de unos ciento cincuenta inmigrantes judíos portugueses. Fue ese colectivo el que compró la sinagoga de Aaron Maní y la volvió a rehabilitar. Su ubicación se encontraba en la actual calle Pelleteria, a la altura del Forn d’en Miquel.

En 1413 la aljama sufre un fuerte recorte de sus derechos, y en 1435 Alfonso V, el Magnánimo, termina prohibiendo el ejercicio del judaísmo en Mallorca, coincidiendo con una nueva etapa financiera de la Corona, que ya no necesitaba la colaboración de los judíos para pagar las campañas.La petición de clemencia para cuatro hebreos condenados a muerte por el Gobernador (entre ellos el rabino y Astruc Xibilí, propietario de la sinagoga) fue el último detonante de la conversión generalizada que se produjo en 1435, y que se explicó al pueblo como el triunfo definitivo de la fe católica. Algunos pudieron huir, mientras que para otros comenzó otro calvario que se mantendría durante siglos.

La conversión oficial a la fe católica de 1435 fue más ficticia que real. El hecho que estas conversiones no respondieran a un convencimiento religioso, propició que en la clandestinidad, estos nuevos conversos continuasen con las prácticas de la religión judía. En 1678 la Inquisición apresó todavía a un grupo de más de doscientas personas acusadas de seguir practicando el judaísmo y en el año 1778 doscientos doce xuetes fueron sorprendidos de judaizar en un huerto extramuros propiedad de uno de ellos. Esta pervivencia de las prácticas judaizantes o al menos la fidelidad a una serie de ritos y tradiciones de origen judío, promovió no sólo que se hiciera pública la famosa lista de los 15 apellidos de xuetes colocando sus sambenitos en el convento de Santo Domingo, sino también que desde entonces y hasta hace muy poco, los individuos de la calle, como también eran conocidos los chuetas, formaran un grupo permanentemente perseguido.

Almudaina dels jueus

Palacio de la Almudaina

En el espacio que delimitan las escaleras de la Costa de la Seu y las calles Conquistador, Victoria y Palau Reial se ubica la Almudaina o antigua ciudadela musulmana, donde seguramente estuvo la primera judería mallorquina, en tiempos de los musulmanes, protegida dentro de la ciudadela fortificada. La primitiva judería se encontraría aproximadamente donde hoy en día se hallan el palacio y la biblioteca March, en la Cuesta de n’Adarró, abrazando por lo menos en parte el solar que se cedió en 1231 a los Dominicos para edificar su convento, donde hoy radica el Parlament de les Illes Balears.

Según relata el Liber Maiolichinus de gestis Pisanorum Illustribus, crónica de la expedición a Mallorca en 1114 de Ramon Berenguer III, en esta fecha se tomó en rendición a todos los judíos, lo que da una idea de la importancia de este colectivo en aquel momento.

En 1230 Jaime I el Conquistador culmina la conquista de Mallorca y comienza a reorganizar la ciudad bajo la nueva estructura cristiana. El Llibre del Repartiment, una pieza de gran valor documental, da cuenta del reparto de diferentes bienes a los judeorum de la Almudaina, como premio por su apoyo en la conquista, y fue registrado en parte en hebreo por el judío Salomón, alfaquí del monarca.

De origen romano, el Palau de l´Almudaina fue residencia de los valíes musulmanes, y tras la conquista cristiana fue restaurado y ampliado por Jaime II, quien mandó construir la torre del Ángel, presidida por la figura del arcángel San Gabriel.

Antiguo convento de Santo Domingo

Parlamento de las Islas Baleares, donde se encontraba el antiguo convento de Santo Domingo, construido sobre la primera judería de Palma

El actual Parlament de les Illes Balears ocupa de manera principal lo que fue el antiguo convento de Santo Domingo, asentado a su vez sobre el conjunto de casas judías de la Almudaina dels Jueus, que la orden obtuvo en 1236 de manos del infante Pedro de Portugal, si bien la primera piedra no se colocaría hasta sesenta años después.

El convento de los dominicos, donde se colocaban los sambenitos de los conversos condenados por la Inquisición, funcionó como tal durante cinco siglos, hasta que acabó con él la Desamortización, pasando al cabo de unos años a manos del Círculo Mallorquín.

Durante los casi cuarenta años que tardó la construcción del convento, los judíos que vivían en el recinto de la Almudaina, en su alrededor y otros sitios de la ciudad, como dice una orden de Jaime II (qui consueuerit morari et suas domos et habitaciones habere intus Almudaynam et in altris locis ciuitatis Maioricarum), en el ejercicio de sus diversas actividades, se tenían que haber ido instalando y diseminando por diversos emplazamientos de la nueva ciudad cristiana, en parte abandonando y en parte siendo desalojados de su reducto en la Almudaina.

Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición

Creado por los Reyes Católicos en 1478 y dependiente directamente de la Corona, el Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición veló por la ortodoxia católica en sus reinos y funcionó en España hasta su abolición definitiva en 1834, durante el reinado de Isabel II.

La Inquisición, como tribunal eclesiástico, sólo tenía competencia sobre cristianos bautizados. Durante la mayor parte de su historia, sin embargo, al no existir en España ni en sus territorios dependientes libertad de cultos, su jurisdicción se extendió a la práctica totalidad de los súbditos del rey de España.

La Inquisición fue creada por medio de la bula papal Ad abolendam, emitida en 1184 por el papa Lucio III tras el sínodo de Verona como un instrumento para combatir la herejía albigense en el sur de Francia. Además de en Francia y España, existieron tribunales de la Inquisición pontificia en varios reinos cristianos europeos durante la Edad Media.En la Corona de Aragón operó un tribunal de la Inquisición pontificia establecido por dictamen de los estatutos Excommunicamus del papa Gregorio IX en 1232 durante la época de la herejía albigense; su principal representante fue Raimundo de Peñafort. Con el tiempo, su importancia se fue diluyendo, y a mediados del siglo XV era una institución casi olvidada, aunque legalmente vigente.

No hay unanimidad acerca de los motivos por los que los Reyes Católicos decidieron introducir en España la maquinaria inquisitorial. Los investigadores han planteado varias posibles razones:

  • Establecer la unidad religiosa. Puesto que el objetivo de los Reyes Católicos era la creación de una maquinaria estatal eficiente, una de sus prioridades era lograr la unidad religiosa. Además, la Inquisición permitía a la monarquía intervenir activamente en asuntos religiosos, sin la intermediación del Papa.

  • Debilitar a la oposición política local a los Reyes Católicos. Ciertamente, muchos de los que en la Corona de Aragón se resistieron a la implantación de la Inquisición lo hicieron invocando los fueros propios.

  • Acabar con la poderosa minoría judeoconversa. En el reino de Aragón fueron procesados miembros de familias influyentes, como Santa Fe, Santángel, Caballería y Sánchez. Esto se contradice, sin embargo, con el hecho de que el propio Fernando continuase contando en su administración con numerosos conversos.

Baluarte del Príncipe

Baluarte del Príncipe

El baluarte del Príncipe, de nuevo en una atalaya privilegiada frente al mar, está relacionado con uno de los tres cementerios judíos localizados documentalmente en Palma; el Fossar dels Jueus, en el exterior de la puerta de Porto Pi, y un tercer emplazamiento cerca de la puerta de Santa Margarida completan la trilogía.

Calle Montesión

La calle de Montesión

En el número 9 de la calle Montesión, que merece la pena recorrer, se ubica la bella Casa Agulló, que conserva el apellido de otro ilustre descendiente de conversos, y que hoy acoge a la Sociedad Arqueológica Lulliana.

Calle Pelleteria

Casa marcada con una cruz en la calle Pelleteria, frente al Forn d´en Miquel

La calle Pelleteria toma su nombre de los pelleters (peleteros), artesanos que se dedicaban a la manufactura de aludas y pergaminos, guantes, bolsos, etc., que formaban un gremio aparte de los curtidores y zurradores (blanquers y assaunadors) y que habitaron con profusión el barrio de la Calatrava ya en los tiempos en que existía un call judío, e incluso en su interior.

Esta calle se conoció también como Carrer de la Sinagoga Nova, tomándolo de la que hubo en ella pero no en su actual trazado, sino en su prolongación hacia lo que hoy es el Seminario Viejo, es decir, en referencia a la misma que dio nombre al Carrer de les Escoles.

Calle de Les Escoles

La entrada norte a la calle de Les Escoles

La calle de Les Escoles cuyo nombre hace referencia a la citada segunda sinagoga mayor, la que posiblemente se accedía por esta calle y que hoy ocupan los jesuitas. La calle Seminari recibe este nombre por el Seminario Conciliar de San Pedro, fundado en 1700 por el obispo Pedro de Alagón.

Calle de Montserrat o Mayor del Call

Calle de Montserrat, antigua Calle Mayor del Call

A través de las calles de Can Dusai y de Sant Alonso se llega a la calle de la Posada de Montserrat, conocida en otro tiempo como calle Mayor del Call de los Judíos y también de la Sinagoga, por haberse construido en ella la conocida como segunda sinagoga mayor o sinagoga nueva, tras la confiscación de la de la calle Montesión en 1315.

Calle de la Argenteria

La calle de la Argentería

A través de la vecina plaza del Coll se accede a la calle de la Argenteria o de la Platería, donde se pueden admirar las numerosas tiendas que exhiben en sus escaparates joyas o las ricas botoneras tradicionales mallorquinas, en un entorno que no ha perdido el aire de mercado judío. Al final de la calle, la monumental iglesia de Santa Eulàlia protagoniza una buena parte de la historia de Palma, al constituir la primera parroquia de la ciudad después de la conquista cristiana.

Calle del Sol

Final de la calle del Sol, en dirección a la plaza de Cort

La calle del Sol une la plaza del Call con la del Temple, y constituye el límite norte del Call Mayor. Nada más iniciar su recorrido, a la izquierda se abren las puertas de la Escuela Superior de Turismo de Baleares, que es una buena muestra del conjunto de casa de noble factura que se integran en el barrio judío mallorquín, y que exhibe, en el arranque de la escalera que sube desde el patio, una estrella de David. Antes de doblar a la derecha por la calle Criança, merece la pena seguir unos pasos por la del Sol para encontrar, también en este lado de la calle, el callejón de Ca'n Conrado, sin salida.

La calle Criança enlaza las calles principales del Sol y de Montesión, y fue testigo de la peor parte del asalto a la judería en 1391. En este año, los asaltos provocaron que en Palma se publicara un pregón, el 12 de julio, amenazando con penas de muerte a quienes promovieran escándalos, y con arrancar la lengua a quienes profiriesen insultos contra los judíos.El 2 de agosto se concentran a las puertas de la ciudad varios miles de campesinos de la comarca, momento que aprovechan los menestrales urbanos, capitaneados por el propio batlle de la ciudad, Lluís de Bellviure, para iniciar el asalto al call, en el que resultaron muertos entre 180 y 300 judíos.

Calle dels Botons

Casa de los Cresques, en la calle Botons

Desde la plaza del Temple, la calle dels Botons fue llamada en su tiempo calle de la Sapiencia, por el colegio eclesiástico que preside la vecina plaza de Sant Jeroni. Casi en la esquina con la plaza se conserva una fachada que se ha identificado como perteneciente a la casa-taller en que nacieron los Cresques, cuyas ventanas ajimezadas son un buen testimonio de las célebres corenelles, o columnas, tan representativas de la arquitectura de Palma.

Casa Forteza Rey

Casa Forteza Rey

Situada en la plaza del Marqués del Palmer, que marca el límite norte del Call Menor, el modernismo arquitectónico de la Casa Forteza Rey constituye un símbolo de la pervivencia de estas grandes familias de chuetas.

Castillo del Temple

El castillo del Temple

Construido sobre la puerta fortificada del mismo nombre, salida secular de la ciudad hacia Levante, el castillo del Temple recibió a lo largo de la historia diferentes denominaciones, entre ellas la de antigua Almudayna de Gomera. Fue sede de los caballeros templarios, quienes eran propietarios de una buena parte de las casas del Call Mayor y acogieron a los judíos hasta la desaparición de la orden, en 1313.

El castillo

En el interior de algunas juderías existía un denominado castillo e incluso dos, como en el caso de Toledo, aunque es posible que el Castillo Nuevo toledano se construyera al quedar el Viejo inservible.

El sentido de esta fortaleza en el interior de la judería es desconocido.

Puede tratarse de una construcción defensiva contra los ataques a la judería o bien una construcción que materializase la presencia del correspondiente poder al que la judería quedaba sujeta.

Catedral

La Catedral de Palma

La catedral de Palma es un espectacular edificio gótico que se sitúa en el interior de la vieja ciudad romana, musulmana y cristiana, en el límite con el espacio conocido como la Almudaina, donde estaba instalado el barrio judío en tiempos de la dominación árabe.

Junto a sus retablos góticos y barrocos, al baldaquino y presbiterio de Gaudí o la capilla del Santísimo, obra contemporánea de Miquel Barceló, en la seo mallorquina destaca la riqueza de su tesoro catedralicio, con una excelente colección de orfebrería entre la que se encuentran los famosos Rimonim de la Torá , que fueron traídos de Sicilia en el siglo XV y que constituyen un brillante testimonio de la presencia judía en la ciudad.

De la visita a la catedral, que contiene en su interior restos del antiguo cardus, se sale por la calle de Sant Roc, que coincide con aquel eje de la ciudad romana. En el cruce de Sant Roc con la calle Estudi General, que se corresponde con el decumanus, se localiza el antiguo foro romano, del que también quedan algunos restos en el subsuelo del Estudio General Luliano. El trazado curvo de esta calle, que conduce al entorno de la Almudaina, permite apreciar la adecuación del trazado musulmán a las curvas de nivel del montículo sobre el que se sitúa la vieja Palma.

Cementerio judío de la Porta de Porto Pí

Molinos en el barrio de Es Jornet, donde estaba ubicado el cementerio judío

Una de las primeras referencias a un cementerio judío en Palma de Mallorca se produce dos años después de la conquista de la isla. El 1 de julio de 1231 se hizo la donación de una alhóndiga empleada por los cristianos en época musulmana para ser habilitadas como cementerio judío. Esta donación se insertará en el bloque de las concesiones hechas por Jaime I a los judíos habitantes de Madina Mayurqa para agradecerles el apoyo recibido. De todos modos, parece que no se puso por escrito hasta cierto tiempo después, cerca de diez años. Una orden del rey, de 8 de mayo de 1252, manda que no extraigan piedras ni tierra del cementerio judío de la Puerta de Porto Pí.

A raíz de la confiscación de 1314 y 1315 de todos los bienes de los judíos de Palma de Mallorca, consta que el cementerio pasó a propiedad real. Esto hizo posible que el rey Sancho desde Perpiñán, el 6 de noviembre de 1319 hiciera donación del terreno a los jurados de la Universidad y Reino de Mallorca.

Tras la desaparición del cementerio, el topónimo de Fossar dels jueus perduró largo tiempo en la memoria popular y se usaba como hito que no admitía confusión. El antiguo cementerio judío se encontraba a cierta distancia de la muralla, junto a la Puerta de Porto Pí, ante lo que fue iglesia y hospital de Santa Catalina de los Pobres, fundado en 1324 por el mercader Ramón de Salelles y que acabó por convertirse en una plaza. A partir de él, al construirse molinos en un principio y, posteriormente, añadirse casas, poco a poco nació sobre éste el todavía existente barrio de Es Jonquet, que conserva parte de los molinos conocidos como Molinar de Ponent.

El cementerio

El cementerio se ubicaba extramuros, a cierta distancia del barrio judío. El terreno elegido:

  • Tenía que ser tierra virgen
  • Estar en pendiente
  • Estar orientado hacia Jerusalén

La judería debía tener un acceso directo al cementerio para evitar que los entierros tuviesen que discurrir por el interior de la ciudad.

Los reyes autorizaron después de 1492 (en Barcelona en 1391), que las piedras de los cementerios judíos pudieran ser reaprovechadas como material de construcción. Así, no es extraño encontrar fragmentos de inscripciones hebreas en varias construcciones posteriores.

A pesar del expolio que sufrieron desde finales del siglo XIV, la memoria de estos cementerios ha perdurado como nombre en determinados lugares, por ejemplo, Montjuïc en Barcelona o Girona. Sabemos de la existencia de más de veinte cementerios judíos medievales. Otros sólo se conocen o bien por la documentación o bien por las lápidas conservadas. El de Barcelona, en Montjuïc, fue excavado en el año 1945 y 2000, el de Sevilla en 2004, el de Toledo en 2009 y el de Ávila en 2012.

Cementerio judío de la Porta de Santa Margalida

Avenida de Joan March, donde se encontraba la Puerta de Santa Margalida

El cementerio judío de la Porta de Santa Margalida, dadas las poquísimas noticias que nos han llegado, a menudo ha sido considerado como inexistente. La única referencia escrita data de 1361 y, lacónicamente, alude a una donación efectuada por el obispo Antonio de Colell de un huerto junto al abrevadero del portal invasatoris, y que se encontraba enfrente de un Fossar dels jueus.

En la zona Joaquim Ma. Bover encontró en 1861 una lápida sepulcral cerca del acueducto que pasando por la puerta de Santa Margalida daba entrada a las aguas de la Fuente de la Villa. Fidel Fita, que tuvo ocasión de ver la inscripción, dató la lápida por la caligrafía en el siglo XIV. Se trataba de una pieza de piedra caliza, de metro y medio de largo, fragmentada en dos trozos y de forma tronco-piramidal, según un modelo muy común a lo largo del siglo XIV. La inscripción, bastante deteriorada, se hizo con caracteres de unos 9 o 10 cm. y en ella se podía leer:

Rabí Moshé Hakim, su recuerdo sea bendito.
En opinión de Josep Maria Quadrado, este personaje podría corresponder a Moshé Faquí, esposo de Floreta, que aparece como titular de una casa colindante con la de Maymó Mahabub. Esta anotación notarial permite suponerlo vivo en 1391, ya que Floreta no consta como viuda.

Esta pieza fue recogida por la Comisión de Monumentos y se integró en los fondos de Museo Arqueológico de la provincia, entonces existente. Cuando desapareció el Museo, la lápida se almacenó en la Lonja y allí se conservó hasta los años cuarenta del siglo XX para desaparecer en un momento indeterminado.

El cementerio

El cementerio se ubicaba extramuros, a cierta distancia del barrio judío. El terreno elegido:

  • Tenía que ser tierra virgen
  • Estar en pendiente
  • Estar orientado hacia Jerusalén

La judería debía tener un acceso directo al cementerio para evitar que los entierros tuviesen que discurrir por el interior de la ciudad.

Los reyes autorizaron después de 1492 (en Barcelona en 1391), que las piedras de los cementerios judíos pudieran ser reaprovechadas como material de construcción. Así, no es extraño encontrar fragmentos de inscripciones hebreas en varias construcciones posteriores.

A pesar del expolio que sufrieron desde finales del siglo XIV, la memoria de estos cementerios ha perdurado como nombre en determinados lugares, por ejemplo, Montjuïc en Barcelona o Girona. Sabemos de la existencia de más de veinte cementerios judíos medievales. Otros sólo se conocen o bien por la documentación o bien por las lápidas conservadas. El de Barcelona, en Montjuïc, fue excavado en el año 1945 y 2000, el de Sevilla en 2004, el de Toledo en 2009 y el de Ávila en 2012.

Cementerio judío de la Porta del Camp

La Plaza del Camp, donde se encontraba el cementerio de la Porta del Camp

Perdido el uso del cementerio de la Porta de Porto Pí a partir de 1319 y siendo imposible recuperarlo, hay que suponer que la aljama buscó, solicitó y obtuvo otro espacio para la inhumación. Este sitio fue cerca de la Porta del Camp. Parece que este cementerio convivió con el de la Porta de Porto Pí durante aproximadamente dos décadas, iniciándose su actividad alrededor de 1300. Por diversas referencias, se sabe que este cementerio seguía funcionando a 1410, sin que la conversión parcial de parte de la comunidad judía lo hubiera inhabilitado.

El nuevo cementerio respondía a las nuevas necesidades creadas con la creación del Call mayor y su poblamiento. Con la nueva ubicación del Call, el cementerio de la Porta de Porto Pí se encontraba demasiado alejado y obligaba a cruzar el casco urbano prácticamente en toda su anchura, y dar una vuelta por la fachada marítima era impracticable. Con el nuevo cementerio, en un principio, se podía excusar el paso por delante una iglesia. Duró poco, ya que, a 1324, se levantó la capilla de Santa Fe en el llamado Huerto d’en Cassà, justo en el camino hacia el cementerio judío.

El cementerio

El cementerio se ubicaba extramuros, a cierta distancia del barrio judío. El terreno elegido:

  • Tenía que ser tierra virgen
  • Estar en pendiente
  • Estar orientado hacia Jerusalén

La judería debía tener un acceso directo al cementerio para evitar que los entierros tuviesen que discurrir por el interior de la ciudad.

Los reyes autorizaron después de 1492 (en Barcelona en 1391), que las piedras de los cementerios judíos pudieran ser reaprovechadas como material de construcción. Así, no es extraño encontrar fragmentos de inscripciones hebreas en varias construcciones posteriores.

A pesar del expolio que sufrieron desde finales del siglo XIV, la memoria de estos cementerios ha perdurado como nombre en determinados lugares, por ejemplo, Montjuïc en Barcelona o Girona. Sabemos de la existencia de más de veinte cementerios judíos medievales. Otros sólo se conocen o bien por la documentación o bien por las lápidas conservadas. El de Barcelona, en Montjuïc, fue excavado en el año 1945 y 2000, el de Sevilla en 2004, el de Toledo en 2009 y el de Ávila en 2012.

El Call Menor

Detalle de la Plaza Tagamanent, en el Call Menor

En 1233, los consejeros de Ramón de Font fray Agén y Astruc el Judío empezaron a formalizar establecimientos de hebreos en el entorno del Call menor, en documentos que hablaban ya de la calle y del call de los judíos, cuyo recorrido se inicia en la confluencia de las calles de Sant Bartomeu y Jaime II, junto a la plaza de Cort.

En la calle de Sant Bartomeu, las escaleras de la Costa de Can Berga dan sabor antiguo a un entorno en el que se ubicaron las casas de las grandes familias conversas a partir del siglo XV, los conocidos como chuetas de oreja alta. En la calle de Les Monges se localiza una casa con un espectacular patio gótico, habitada hasta el siglo XX por una de estas grandes familias descendientes de judíos.

Del Call menor no ha quedado ningún resto monumental ni una descripción exacta. Los muros que cerraban el call, las puertas que lo protegían, la sinagoga, incluso la iglesia cristiana de Sant Bartomeu que convivió con ella o que la sustituyó, no han dejado más recuerdo que su nombre y unas pocas citas documentales. No conocemos los límites ni extensión de este barrio judío. Sus arterias principales serían al parecer, la calle de Sant Bartomeu i la de Jaime II, paralela a ella, entre las cuales podría hacer estado el solar de la sinagoga, en un recinto constituido fuera de la muralla musulmana, bajo la protección del conde Nuño. Es posible que se extendiera hasta la muralla, en la plazoleta de la Victoria y que descendiera por el otro lado hasta las cercanías del torrente que fue desviado en el siglo XVII para constituir lo que hoy son los paseos de la Rambla y del Borne.

El Call mayor

El Call Mayor

Desde la plaza de Santa Eulàlia, la plaza del Call constituía el punto de acceso al Call mayor, cuya puerta de entrada se encontraba en el ángulo que forman las calles del Sol y de Montesión. El Call mayor o Call Nuevo de Palma surge alrededor de 1299. Aunque en un principio no acogería a la totalidad de los judíos de la ciudad, desde 1303, la residencia en el Call Mayor sería obligatoria para todos los hebreos, aunque tuvieran permiso para regentar sus negocios fuera del barrio. Una lista de 1339 da cuenta de 259 cabezas de familia condenados a pagar una multa de impuestos al rey, lo que hace suponer que la judería podría tener por aquella época más de mil almas, un cinco por ciento de la población, aunque algunos estudiosos hablan de una cifra cinco veces mayor.

La Casa Negra

Plaza Mayor, que albergó en su día la Casa Negra o casa de la Inquisición

La Plaza Mayor de Palma albergó en su día la Casa Negra o casa de la Inquisición, que recuerda que Mallorca tuvo inquisidor independiente desde 1413. En la plaza confluyen las calles de Jaime II y Colón, que constituyen dos importantes ejes comerciales de la ciudad vieja. La calle de Jaime II se llamaba en el siglo XIII calle de los Judíos.

Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición

Creado por los Reyes Católicos en 1478 y dependiente directamente de la Corona, el Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición veló por la ortodoxia católica en sus reinos y funcionó en España hasta su abolición definitiva en 1834, durante el reinado de Isabel II.

La Inquisición, como tribunal eclesiástico, sólo tenía competencia sobre cristianos bautizados. Durante la mayor parte de su historia, sin embargo, al no existir en España ni en sus territorios dependientes libertad de cultos, su jurisdicción se extendió a la práctica totalidad de los súbditos del rey de España.

La Inquisición fue creada por medio de la bula papal Ad abolendam, emitida en 1184 por el papa Lucio III tras el sínodo de Verona como un instrumento para combatir la herejía albigense en el sur de Francia. Además de en Francia y España, existieron tribunales de la Inquisición pontificia en varios reinos cristianos europeos durante la Edad Media.En la Corona de Aragón operó un tribunal de la Inquisición pontificia establecido por dictamen de los estatutos Excommunicamus del papa Gregorio IX en 1232 durante la época de la herejía albigense; su principal representante fue Raimundo de Peñafort. Con el tiempo, su importancia se fue diluyendo, y a mediados del siglo XV era una institución casi olvidada, aunque legalmente vigente.

No hay unanimidad acerca de los motivos por los que los Reyes Católicos decidieron introducir en España la maquinaria inquisitorial. Los investigadores han planteado varias posibles razones:

  • Establecer la unidad religiosa. Puesto que el objetivo de los Reyes Católicos era la creación de una maquinaria estatal eficiente, una de sus prioridades era lograr la unidad religiosa. Además, la Inquisición permitía a la monarquía intervenir activamente en asuntos religiosos, sin la intermediación del Papa.

  • Debilitar a la oposición política local a los Reyes Católicos. Ciertamente, muchos de los que en la Corona de Aragón se resistieron a la implantación de la Inquisición lo hicieron invocando los fueros propios.

  • Acabar con la poderosa minoría judeoconversa. En el reino de Aragón fueron procesados miembros de familias influyentes, como Santa Fe, Santángel, Caballería y Sánchez. Esto se contradice, sin embargo, con el hecho de que el propio Fernando continuase contando en su administración con numerosos conversos.

La Torre del Amor

Placa en la calle de la Torre del Amor

La calle de la Torre del Amor trae al presente la querella entre dos judíos prominentes que recurrieron al arbitrio del rey.

Según un documento de la cancillería de Pedro el Ceremonioso, del año 1379, esta torre fue construida en 1365 por Moshé Faquim por amor hacia la esposa de otro judío rico y rival suyo, Magaluf Natjar. La bautizó ostentosamente como Torre del amor.

Y presumía de ello hasta el extremo de invitar a cristianos de posición a subir a su torre para desde allí espiar la casa de su rival y a la mujer objeto de su pasión. Vejado y humillado, el marido, Magaluf Natjar presentó queja al monarca.

Pedro IV mandó rebajar en doce palmos la altura de la pomposa torre construida por su rival, Moshé Faquim, para poder espiar a sus anchas a la esposa del primero, de la que estaba enamorado.

Monumento a Jafudà Cresques

Monumento a Jafudà Cresques

Aquí tal vez, en el solar de la Sapiencia, estaba la casa y taller de los célebres cartógrafos Abraham Cresques y su hijo Jafudà Cresques, de una familia cuyos miembros habían alcanzado elevadas posiciones y habían disfrutado de considerable reputación. La obra maestra de los Cresques fue el famoso Atlas Catalán, un mapa mundi que el infante Juan regaló a Carlos V de Francia en 1381, y que hoy se expone en la Biblioteca Nacional de París.

Jafudà Cresques

Jafudà Cresques (Palma, 1350?-Barcelona?, 1410 o 1427), también conocido como Judá Cresques y Jaume Ribes, fue un cartógrafo judío de origen mallorquín y probablemente el hombre que coordinó los descubrimientos marítimos de la escuela naval portuguesa de Sagres, a inicios del siglo XV.

Fue hijo de otro cartógrafo notable, Cresques Abraham, nacido en Mallorca. Jafudà frecuentó la corte de los reyes Pedro III, Juan I y Martín I, donde hizo varios trabajos cartográficos: junto con su padre, fue probablemente el autor del famoso Atlas Catalán de 1375, obra maestra de la cartografía medieval europea. También hizo un mapa mundi para la firma comercial toscana Datini y recibió distinciones y la protección de los reyes catalanes.

Nacido en una familia judía, se convirtió al cristianismo a raíz del saqueo del call de Palma de 1391 y entonces adoptó el nombre de Jaume Ribes (Jacobus Ribus, en latín). Como tal, parece que pudo ser nombrado coordinador portugués de la cartografía de la escuela naval de Sagres en la década de 1420, se ha registrado un tal Maestro Jacome de Mallorca con este cargo. Muchos estudiosos creen que se trataba de la misma persona, pero es una cuestión controvertida.

Plaza de Cort

Plaza de Cort y Ayuntamiento de Palma

La prolongación de la calle Palau Reial conduce hasta la plaza de Cort, en los siglos XIII y XIV llamada también de Sant Andreu, donde se hicieron públicos, tras el asalto a la judería y al castillo de Bellver de 1391, los capítulos firmados por el gobernador para satisfacer a la multitud de los amotinados. En la plaza se levanta el edificio del Ayuntamiento de Palma, que contiene una interesante pinacoteca.

Plaza de Sant Jeroni

Plaza de Sant Jeroni

La plaza de Sant Jeroni, en el límite del call, fue la elegida para edificar aquí, con financiación del colectivo judío, la iglesia de Santa Fe. Partiendo de la plaza, la calle Calders enlaza de nuevo con la de Montserrat, que desemboca en la calle Porta del Mar, en pleno barrio de curtidores. El cruce con la calle de Calatrava recuerda a otra de las órdenes vinculadas con Palma, y nace donde en su día estuvo la puerta del mismo nombre.

Puerta de los Judíos

Calle del Palau Reial, donde se ubicaba la Puerta de los Judíos, junto a la calle Victoria

Situada junto al carrer dels Polls, actualmente de la Victoria, la Puerta de los Judíos de Mallorca, del siglo XIII y actualmente desaparecida, era la vía de acceso a la judería de la Almudaina en la Edad Media.

Rimonim en el tesoro catedralicio

Rimonim en el tesoro catedralicio

El 12 de Enero de 1493, Fernando el Católico expulsa a los judíos de Sicilia. La sinagoga de Cammarata, en la isla, debe desprenderse de los bienes difíciles de transportar. Entre ellos hay dos Rimonim de plata labrada de tradición gótica y con inscripciones hebraicas. Según el historiador Gabriel Llompart, éstos fueron vendidos por unos judíos al mercader mallorquín Francesc Puig, quien en 1493 los envió como ofrenda a la Virgen de la Catedral de Mallorca.

Los mercaderes que tomaron parte en la compra-venta fueron Francesc Puig, Anthoni Serra y por parte del Cabildo Catedralicio:

Mossen johan roix, mossen francesc despuig, misser pere gol, misser bartomeu surede, mossen gaspar enberti e miquell lopis e molts altres canonges. Fío a VIII de juny, any MCCCCLXXXXIII.

Una vez en la isla se le añadieron unas largas varas de plata, que son las que hoy se observan. Así se cristianizaron, convirtiéndose en cetros de primicerio o cantor en determinadas solemnidades catedralicias. Por ejemplo, en 1634, los Rimonim, convertidos en cetros, se usaron para el canto de responsorios breves que se realizaban al final de las horas menores, y eran portados por dos señores capitulares.

Los Rimonim tienen varias inscripciones hebreas. Entre las palabras inscritas se encuentran seis que son precisamente los seis nombres que da a la ley de Dios el salmo 18 (19), en su segunda parte: Torat, Hedut, Piqqude, Misvat, Yrhat, Mishpete. Las arandelas de las cabeceras llevan la leyenda:

En la sinagoga de los judíos de Cammarata / el Señor la guarde. Amén.

Sinagoga Mayor-Iglesia de Montesión

La iglesia de Montesión

La calle Criança desemboca en la monumental iglesia de Montesión, cuya rica portada se abre sobre otra de las arterias principales del call. El mismo año de 1299, en el que confirma los derechos de los judíos a residir en esta zona, Jaime II autoriza la construcción de la sinagoga mayor; sin embargo, hasta 1310 no comienzan las obras, siendo confiscada en 1315. En 1348 el rey Pedro IV el Ceremonioso concede el edificio o parte de él a Bernat de Vallflor, y le da permiso para construir una panadería, si bien más tarde el inmueble regresaría de nuevo a manos judías.

En 1571 la capilla fue derruida y agrandada para construir la actual iglesia.

La sinagoga

La sinagoga (lugar de reunión, en griego) es el templo judío. Está orientada hacia Jerusalén, la Ciudad Santa, y en ella tienen lugar las ceremonias religiosas, la oración comunal, el estudio y el encuentro.

En las ceremonias se lee la Torá. El oficio está dirigido por los rabinos ayudados por el cohen o niño cantor. La sinagoga no es sólo casa de oración, sino también centro de instrucción, ya que en ellas suelen funcionar las escuelas talmúdicas.

Los hombres y las mujeres de época medieval, y también hoy en día, se sientan en zonas separadas.

En el interior de la sinagoga se encuentra:

  1. El Hejal, armario situado en el muro este, orientado hacia Jerusalén, en su interior se guarda el SeferTorá, los rollos de la Torá, la ley sagrada judía.
  2. El Ner Tamid, la llama perpetua siempre encendida ante el Hejal.
  3. La menorá, candelabro de siete brazos, signo habitual en el culto.
  4. La Bimá, lugar desde donde se lee la Torá.

Sinagoga del Call menor

El edificio del Banco de España, en la calle Sant Bartomeu, lugar donde se encontraba la sinagoga del Call Menor

En el último tramo de la calle de Sant Bartomeu se localizó tradicionalmente una sinagoga, parte de la cual algunos estudiosos han identificado con los cimientos del antiguo convento de la Misericordia construido sobre el call y sobre el que actualmente se levanta el actual edificio del Banco de España.

El call tuvo su propio lugar de culto según se desprende del documento del 21 de marzo de 1234 en la que el procurador Ferrer concedía la propiedad de unas casas al final de la calle de los judíos, para transformarlas en oratorio y sinagoga, donde aquellos pudiesen venir para orar (oratorium et sinagogam ad opus iudeorum, que ibi uoluerunt orare). Por dos lados confrontaban estas casas con las de Bernardo de Pabía y de mosén Francisco.

La sinagoga se estableció, en efecto, puesto que a la muerte de Bernardo de Pabía en 1239 el porcionero Nuño Sans pasaba las propiedades de estos hermanos, que radicaba in callo nostro iudaico, a su propio hijo Pedro. Tenían sus casas vecindad con el mencionado call, con la calle de Sant Bartomeu, los albergues del judío Bonet y la sinagoga de los judíos: in sinagoga iudeorum nostrorum.

La sinagoga

La sinagoga (lugar de reunión, en griego) es el templo judío. Está orientada hacia Jerusalén, la Ciudad Santa, y en ella tienen lugar las ceremonias religiosas, la oración comunal, el estudio y el encuentro.

En las ceremonias se lee la Torá. El oficio está dirigido por los rabinos ayudados por el cohen o niño cantor. La sinagoga no es sólo casa de oración, sino también centro de instrucción, ya que en ellas suelen funcionar las escuelas talmúdicas.

Los hombres y las mujeres de época medieval, y también hoy en día, se sientan en zonas separadas.

En el interior de la sinagoga se encuentra:

  1. El Hejal, armario situado en el muro este, orientado hacia Jerusalén, en su interior se guarda el SeferTorá, los rollos de la Torá, la ley sagrada judía.
  2. El Ner Tamid, la llama perpetua siempre encendida ante el Hejal.
  3. La menorá, candelabro de siete brazos, signo habitual en el culto.
  4. La Bimá, lugar desde donde se lee la Torá.

Sinagoga nueva

El Seminari Vell, a cuyas espaldas se encontraba la sinagoga nueva

En 1331, después de pasar dieciséis años sin sinagoga pública, los judíos comenzaron la construcción de un nuevo templo, pero enseguida se encontraron con la oposición de los oficiales del obispo, quienes apelaban a la decretal del papa Gregorio IX que prohibía la erección de nuevas sinagogas. El rey Jaime III se inclinó a favor de los judíos, pero sustituyendo el término nueva erección por el de reparación o reconstrucción de la antigua, y cambiando la palabra sinagoga por escuela o casa de oración.

La sinagoga nueva, que se localizaba a espaldas del actual Seminario Conciliar, se cerró tras el asalto de 1391, viviendo un segundo período de actividad entre 1419 y 1435, con la conversión definitiva de los judíos mallorquines. Tras el asalto de 1391, todos los bienes comunes de la aljama (sinagoga, cementerio, carnicería, baños, hospital, etcétera) fueron aplicados al fisco real. Un comisario remitido expresamente a Mallorca tomó posesión de todo ello y, gracias al acta notarial redactada en aquel instante conservamos una descripción de la situación de la sinagoga:

En primer lugar, la sinagoga mayor del dicho Call, con multitud de casas que son de su propiedad y contiguas a ella, y que confronta por una parte con la calle donde está la fuente del dicho Call, de otra parte con la calle que va a la Calatrava, por otra parte con la casa de Cijan, y de otra parte con la casa de Natan d’Osca y con cierta calle o pasaje en las casas de Axata.

Dos años más tarde, tras la incautación de la sinagoga, los locales de aquella sinagoga nueva fueron comprados al fisco por el notario Joan Martí, con derecho al uso del agua de la acequía real que discurría por el interior de su recinto.

La sinagoga

La sinagoga (lugar de reunión, en griego) es el templo judío. Está orientada hacia Jerusalén, la Ciudad Santa, y en ella tienen lugar las ceremonias religiosas, la oración comunal, el estudio y el encuentro.

En las ceremonias se lee la Torá. El oficio está dirigido por los rabinos ayudados por el cohen o niño cantor. La sinagoga no es sólo casa de oración, sino también centro de instrucción, ya que en ellas suelen funcionar las escuelas talmúdicas.

Los hombres y las mujeres de época medieval, y también hoy en día, se sientan en zonas separadas.

En el interior de la sinagoga se encuentra:

  1. El Hejal, armario situado en el muro este, orientado hacia Jerusalén, en su interior se guarda el SeferTorá, los rollos de la Torá, la ley sagrada judía.
  2. El Ner Tamid, la llama perpetua siempre encendida ante el Hejal.
  3. La menorá, candelabro de siete brazos, signo habitual en el culto.
  4. La Bimá, lugar desde donde se lee la Torá.

Sinagoga tercera

Forn d´en Miquel, donde se encontraba la sinagoga tercera

Jaume Riera y Gabriel Llompart han postulado la existencia de una tercera sinagoga en el Call mayor. Según su hipótesis, en el momento de su destrucción en 1391, la aljama de Mallorca contaba con dos sinagogas: la mayor, que identifican con la que fue edificada mediante licencia de Jaime III en 1331, y la menor (también denominada nueva) de la cual tenemos una localización y descripción hecha después del asalto de 1391, cuando pasó igualmente a manos del fisco real:

Otra sinagoga llamada menor que legó, dio o concedió a dicha aljama Aron Mani, que confronta por una parte con la casa de Maymo Sussen (ahora llamado Pedro Manresa), de otra parte con la casa de Cetri Benetora, de otra parte con el corral de Bunjach y de otra parte con las casas de Imaiam Amuret.

Su duración fue relativamente muy corta, por cuanto procedía de un legado testamentario de Aron Mahaní, que debió fallecer alrededor de 1373. La existencia de dos sinagogas en la ciudad de Palma, a partir de 1373 hasta 1391, afirman Riera y Llompart, está testimoniada por otros documentos. Su ubicación se encontraba en la actual calle Pelleteria, a la altura del Forn d´en Miquel.

La sinagoga

La sinagoga (lugar de reunión, en griego) es el templo judío. Está orientada hacia Jerusalén, la Ciudad Santa, y en ella tienen lugar las ceremonias religiosas, la oración comunal, el estudio y el encuentro.

En las ceremonias se lee la Torá. El oficio está dirigido por los rabinos ayudados por el cohen o niño cantor. La sinagoga no es sólo casa de oración, sino también centro de instrucción, ya que en ellas suelen funcionar las escuelas talmúdicas.

Los hombres y las mujeres de época medieval, y también hoy en día, se sientan en zonas separadas.

En el interior de la sinagoga se encuentra:

  1. El Hejal, armario situado en el muro este, orientado hacia Jerusalén, en su interior se guarda el SeferTorá, los rollos de la Torá, la ley sagrada judía.
  2. El Ner Tamid, la llama perpetua siempre encendida ante el Hejal.
  3. La menorá, candelabro de siete brazos, signo habitual en el culto.
  4. La Bimá, lugar desde donde se lee la Torá.

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