Cerrada por siete puertas a partir del año 1481, la judería de Segovia constituye un espacio perfectamente delimitado en el flanco sur de la urbe amurallada, un barrio en el que conviven actualmente restos de sinagogas, palacios, museos y edificios que evocan su pasado judío, repartidos a lo largo de un conjunto de calles llenas de misterio medieval. El paseo por la judería, que muestra una ciudad distinta a la de los itinerarios convencionales por la Segovia del Acueducto y del Alcázar, se complementa además con la visita al cementerio judío situado en la zona conocida como El Pinarillo, al otro lado del arroyo Clamores, donde se conservan algunos restos de enterramientos de extraordinario valor.

La primera noticia acerca de la presencia de judíos en la ciudad de Segovia remite a 1215, cuando Giraldo, obispo de la ciudad, dictó un interdicto censurando las apuestas en el juego entre judíos y cristianos de la parroquia de San Miguel, en pleno centro de la ciudad. Esta noticia muestra un contexto de convivencia cotidiana entre ambos colectivos y el asentamiento de los judíos en el centro de Segovia desde al menos algo antes de esa época. Cuarenta años después, en 1252, la presencia de los judíos en la ciudad es una realidad completamente consolidada, como nos deja ver el mandato remitido por el Papa Inocencio IV al obispo segoviano Raimundo de Losana, en el que la que obliga a los judíos a llevar un signo distintivo en sus trajes:

Con el fin de evitar que los judíos puedan unirse, con grave daño, con las mujeres de los cristianos y éstos con las de los judíos.

Salvo éstas y alguna más, durante el siglo XIII las noticias conservadas ofrecen muy pocas referencias sobre la comunidad judía de Segovia. Sabemos, no obstante, que residieron en la ciudad destacados cabalistas como el soriano Jacob ha-Cohen, que según la tradición murió en Segovia, o Yosef ben Abraham Chiquitilla (1248-1325), lo que supone una muestra inequívoca de la vitalidad de la aljama segoviana.

Durante el siglo XIV, la comunidad judía de Segovia está compuesta por alrededor de cincuenta y cien familias, que contaban con dos sinagogas, la Mayor y la Vieja. Tras una visita en 1326, el Arzobispo de Toledo, Juan de Aragón, condenó el ayuno a pan y agua que realizaban conjuntamente las mujeres judías y las cristianas en la víspera de la celebración de la Pascua. Como se ve, esta denuncia presenta un clima de convivencia que ha superado las barreras existentes entre los miembros de ambas comunidades religiosas que no es aceptado por las autoridades.A inicios del reinado de Enrique II, a partir de 1369, se produjeron altercados en Segovia y Ávila contra los judíos a causa de la moratoria general que el rey había impuesto a las deudas contraídas con los judíos. Los cristianos asaltaron a sus vecinos hebreos para arrebatarles los documentos acreditativos de sus deudas.

Durante esta época, a excepción de breves altercados, la comunidad judía mantuvo una relación fluida con las principales instituciones civiles y eclesiásticas. La sede episcopal no intervino en los asuntos judíos salvo para aplicar las normas de separación entre comunidades que reclamaba la Iglesia. De hecho, la comunidad judía mantuvo una estrecha relación con el Cabildo de la catedral, dado que se convirtió en el principal arrendador de las casas de los judíos y empleó a muchos de ellos en las obras efectuadas en la catedral. Sólo se conoce un pleito, en el que Çag de Cuellar litigó en 1370 con el Cabildo por el alquiler de una casa situada en la parroquia de San Esteban, llegándose finalmente a un acuerdo ante dos jueces árbitros, el obispo segoviano Martín de Cande y el judío Çag Abudacham. El Cabildo era la mayor poseedora de bienes inmuebles en la Segovia del siglo XIV y obtenía importantes beneficios del arrendamiento de estas propiedades. El peso de los judíos en este capítulo de ingresos era notable, como lo demuestra el hecho de que en 1373 casi un tercio de los arrendatarios de viviendas capitulares fueran precisamente miembros de la comunidad hebrea.

Tras la muerte de Juan II en 1390, la inestabilidad política que se instaura en Castilla afectó a los judíos en reino que vieron como se rompía definitivamente la convivencia. El vacío de poder provocado por la muerte de Juan I y la ausencia de una autoridad firme fueron aprovechados por el Arcediano de Écija, Ferrand Martínez, para promover e instigar el asalto a la judería sevillana. A fines de 1390, el arcediano había logrado asaltar y masacrar las juderías de Écija y Alcalá de Guadaira y el 6 de junio de 1391, bajo su inspiración, la de Sevilla. Durante dos meses esta oleada de violencia popular contra los judíos afectó a otras comunidades hebreas como las de Córdoba, Cuenca, Toledo, Madrid, Burgos y Logroño en Castilla.

La crónica de Enrique III nos informa de la llegada a la corte de noticias de lo que estaba ocurriendo, pero no nos ofrece ningún dato sobre si la ciudad se vio afectada también por la violencia:

Partieron de Madrid e vino el rey a la cibdad de Segovia. E estando allí ovo nuevas cómo el pueblo de la cibdad de Sevilla avía robado la judería e que eran tornados cristianos los más judíos que y eran, e muchos de ellos muertos. E que luego que estas nuevas sopieron, en Cordoba e en Toledo ficieron eso mesmo e así en otros muchos logares del regno.

En 1412 los tutores del rey Juan II promulgaron unas disposiciones, conocidas como las leyes de Ayllón, muy restrictivas hacia la comunidad judía castellana. De un modo general, esta legislación limitó la independencia jurídica y administrativa de las aljamas, prohibió a los judíos el desempeño de ciertas actividades profesionales y estableció la segregación social de la comunidad judía.

Entre las medidas concretas recogidas en las Leyes de 1412, se encontraba la obligación de obligar a judíos y musulmanes a vivir en barrios separados. De este modo, se disponía:

Que de aquí adelante todos los judíos e moros e moras de los mis regnos e señoríos sean e vivan apartados de los cristianos en un logar aparte de la çibdad, villa o logar donde fueren vecinos. E que sean çercados de una çerca de derredor e tanga una puerta sola por donde se manden en tal çírculo. En que en el dicho çírculo, e lo que ay fueren asignados, moren los tales judíos e judías e moros e moras e non en otro logar nin casa fuera de él.

En octubre de 1412 el concejo de Segovia ya había agrupado a los judíos de la ciudad en ciertos solares y tierra pertenecientes al convento mercedario de Santa María de la Merced. Esta judería, la primera que hubo en la ciudad, se situaba entre la Almuzara, esto es, la actual plaza de la Merced y la puerta de San Andrés. El apartamiento fue cumplido rigurosamente durante años. Sin embargo, con el paso del tiempo se comienzan a dar algunas excepciones, como la del rabí Yucef, contador mayor del príncipe Enrique, que tenía su residencia en la céntrica plaza de San Miguel en 1453. Otros casos conocidos de judíos que vivían fuera de la Judería muestran cómo la presión sobre la comunidad judía se había relajado y cómo poco a poco habían vuelto a recuperar el espacio social perdido en Segovia.

Fray Vicente Ferrer visitó Segovia entre finales de 1411 y 1412 para exhortar a la conversión a judíos y musulmanes y provocando una gran expectación en la ciudad, pero no se conservan más noticias sobre su actividad en Segovia. Sólo conocemos que en la sesión del 24 de octubre de 1411, el Cabildo de la catedral dispuso que:

Por quanto fray Veçente venía, e con él, mucha gente de pobres, que del día que él entrare en la dicha çibdat fasta el día que partiere, que den de comer de la mayordomía del común a quarenta pobres cada día pan e vino e carne. E el día de ayuno, pan e vino e pescado, conveniblemente lo que les fisiere menester. E que ge lo den en el palaçio cada día a la mañana e a la noche. E que los repartan a dormir cada noche en las casas de los sennores beneficiados.
Todo hace suponer que el dominico logró en aquellos momentos algunas conversiones entre la comunidad judía segoviana, sin que sea posible aventurar ni el número ni la relevancia de las mismas.

Del mismo modo, durante la regencia de Catalina de Lancaster (1406-1419) se produjeron los sucesos del Corpus Christi en los que se acusó a un grupo de judíos, entre ellos Meir Alguadex, médico de Enrique III, de haber profanado una hostia consagrada en la sinagoga Mayor. La denuncia de este hecho, junto con el castigo de los presuntos culpables del hecho, fue la expropiación de la sinagoga, que pasó a ser iglesia bajo la advocación del Corpus Christi. Con todos estos episodios de violencia y antisemitismo producidos en Segovia a finales del siglo XIV y principios del XV aumentaron notablemente las conversiones al cristianismo.

A pesar del sombrío panorama, la aljama de Segovia era una de las más prósperas y pobladas de Castilla a finales del siglo XIV. Con el reinado de Juan II, Segovia vuelve a entrar en otro ciclo de prosperidad que se extiende con el reinado de Enrique IV durante el siglo XV. El fortalecimiento de la aljama a mediados de siglo tuvo su reflejo en el ámbito urbanístico, económico y social, con el establecimiento progresivo de los judíos fuera del estrecho espacio de la judería, en su creciente participación en el pago de los impuestos reales y en su presencia institucional en la ciudad. Entre 1464 y 1482 la aljama de Segovia se situó como la principal contribuyente en el impuesto del servicio y medio servicio. Esta circunstancia es un claro reflejo tanto del fuerte crecimiento demográfico experimentado por la aljama como de su prosperidad económica.

El 13 de diciembre de 1474, la princesa Isabel se proclamó reina de Castilla y León en la ciudad de Segovia, donde se encontraba a la muerte de Enrique IV. Aunque la aljama no participó de los actos políticos organizados, sí sabemos que Abraham Seneor tuvo un papel destacado en el acceso de la reina al trono y en su posterior consolidación en el mismo.

Los Reyes Católicos mantuvieron la protección a los judíos, pero adoptando ciertas medidas restrictivas contra la comunidad judía. En las Cortes de Madrigal, en 1476 retiraron a las aljamas su capacidad para juzgar los pleitos penales y en las Cortes de Toledo de 1480 se volvió a obligar a los judíos a vivir en un barrio segregado, confirmando con ello las Leyes de Ayllón de 1412. El apartamiento decretado por las Cortes de Toledo de 1480 se llevó a efecto en Segovia el 29 de octubre de 1481 bajo la supervisión de Rodrigo Álvarez Maldonado, que se vio obligado a moderar el excesivo celo de las autoridades de la ciudad al colocar las ocho puertas que debía cerrar el recinto, dado que alguna de ellas era demasiado estrecha para el paso de los carros y dificultaba, por tanto, el abastecimiento de la Judería. Por lo demás, los Reyes Católicos mantuvieron la protección hacia los judíos y de sus intereses con toda firmeza durante su reinado, hasta el momento de la expulsión.

Alrededor de 1486 el Tribunal de la Inquisición se estableció en Segovia, provocando una completa convulsión que desató las tensiones sociales, económicas y políticas latentes desde principios de siglo. Los conflictos crecientes entre las comunidades cristiana y judía se habían hecho tan profundos que resultaba muy difícil asumir un posible entendimiento.

Los regidores municipales de la ciudad de Segovia mantuvieron durante esta etapa una actitud beligerante contra los judíos de Segovia. En 1485, por ejemplo, se prohibió a los panaderos cocer los matzot en sus hornos, como al parecer tenían por costumbre. Esta decisión, de la que no se puede encontrar motivación objetiva, supuso un importante agravio a la comunidad judía, por ser la pascua muy cercana.

La oposición religiosa y social a los judíos tuvo su centro en Segovia en el monasterio dominico de Santa Cruz cuyo prior, fray Tomás de Torquemada, fue nombrado por los reyes Inquisidor general en 1483. Por esas mismas fechas, uno de los frailes del monasterio de Santa Cruz, fray Francisco de la Peña, realizaba predicaciones públicas por la ciudad en la que predisponía a la población contra los judíos con afirmaciones como sy non ponen fuego al monte, que non podría echar los lobos fuera. En marzo de 1485, los reyes ordenaron al bachiller Alvar Fernández que impidiera a fray Francisco proseguir con sus incendiarios sermones. Parece que no pudo impedirlo, porque un mes más tarde encargaron de nuevo el asunto al corregidor Ruy González.

Al mismo tiempo, la aljama sufría fuertes tensiones a causa de los diferentes intereses que mantenían sus dirigentes y el resto de sus integrantes. En 1490 los reyes atendieron una reclamación efectuada por Abraham Alboer y ordenaron a su corregidor en la ciudad que proveyera lo necesario para que todos los miembros de la aljama contribuyeran de modo equitativo en el pago de impuestos. Ese mismo año, el judío segoviano Jacob Cachopo, procurador de las aljamas del reino, solicitó a los monarcas una carta de seguro que le protegiera de Abraham Seneor y de otros miembros de la comunidad hebrea de Segovia.

En esta situación llegó el edicto de expulsión de los judíos. En Segovia este decreto fue pregonado públicamente un mes después de su redacción en Granada. Como nos relata un anónimo testigo de los hechos:

Martes, primero día del mes de mayo, día de los bienaventurados apóstolos San Philipe e Santiago, anno de Nuestro Señor y Salvador Ihesu Christo de mill e quatrocientos e noventa y dos annos, reinantes en Castilla los muy serenísimos don Fernando e donna Isabel, reyes de Castilla e de Granada, fue publicado en Segovia e en toda Castilla de mandado de sus altesas cómo vacassen de sus reynos todos los judíos que estavan en suys reynos. Dioles seguro con que saliesen dentro de tres messes de sus reynos e que no llevassen consigo oro ni plata ni moneda amoneda[da] ni armas ni otras cosas vedadas, salvo mercadorías etc. Publicose el día susodicho en el monasterio de Sancta Cruz desta çibdad estando ay todo el pueblo desta dicha çibdad, que fueron y concurrieron allí con muy devota e notable processión. Demos a Dios Nuestro Señor infinytas graçias, que permitió ser echados los infieles de nuestros reynos.

Ante la disyuntiva de bautizarse o proceder a la liquidación de sus bienes, algunos, como Abraham Seneor, decidieron bautizarse. El 15 de junio de 1492, el anciano financiero fue bautizado como Fernán Pérez Coronel en el monasterio cacereño de Santa María de Guadalupe en una ceremonia en la que actuaron como padrinos los propios Reyes Católicos.

La aljama se vio obligada a liquidar los bienes comunales. En el momento de la expulsión estas propiedades consistían en dos sinagogas, la nueva sinagoga Mayor y la del Campo con su hospital anexo, el cementerio, una carnicería, un horno y unos baños.

La falta de noticias sobre la salida de Segovia de los judíos impide conocer, ni siquiera de un modo aproximado, el número de judíos que abandonó la ciudad y el de los que decidieron convertirse al cristianismo. El único dato seguro lo proporciona un censo de conversos de 1510, dieciocho años después de la expulsión, que reflejó la existencia en Segovia de 788 conversos, distribuidos en 209 familias. De cualquier modo, al considerar este dato, es necesario tener en cuenta que la cifra no hace referencia tan sólo a los bautizados en 1492, sino al conjunto de los conversos residentes en la ciudad.

Los conversos, convertidos ya en cristianos nuevos, siguieron viviendo en las mismas calles en que lo hicieron sus antepasados. La vieja judería se convirtió entonces en el Barrio Nuevo, cuyo trazado urbano se ha mantenido en líneas esenciales hasta nuestros días.

Antigua plaza del Caño

Placa en la plaza del Rastrillo

A través de la calle de Santa Ana (antes de la Solana) y la plaza del Rastrillo (antes de los Mesones), se llega a la confluencia de las calles Barrionuevo y Martínez Campos, donde estuvo la plaza del Caño, en una zona de la judería en la que muchas de las viejas casas humildes de los judíos se transformaron, a partir del siglo XVI, en las elegantes mansiones de los conversos segovianos, con sus escudos y sus patios porticados.

Antigua sinagoga vieja

La plaza de la Merced, donde estuvo ubicada la antigua sinagoga vieja

La Sinagoga Vieja aparece documentada por primera vez en 1412, año en que fue cedida por los tutores del rey Juan II al convento de Santa María de la Merced en compensación por los solares que esta comunidad había entregado para el apartamientos de los judíos. Los tutores de Juan II especificaron que los monjes debían establecer en el edificio de la antigua sinagogaun hospital en que se acojan los pobres pero no existe constancia alguna de que se llevara a cabo.

Actualmente no queda ningún resto de la Sinagoga Vieja; el solar ocupado por el convento de la Merced fue utilizado en el siglo XIX para abrir una plaza frente a la iglesia de San Andrés.

Junto a la Sinagoga Vieja, en la actual Plaza de la Merced, existió una de las dos escuelas religiosas de Segovia. Pasó en 1412 junto a la sinagoga a manos del convento de Santa María de la Merced.

La sinagoga

La sinagoga (lugar de reunión, en griego) es el templo judío. Está orientada hacia Jerusalén, la Ciudad Santa, y en ella tienen lugar las ceremonias religiosas, la oración comunal, el estudio y el encuentro.

En las ceremonias se lee la Torá. El oficio está dirigido por los rabinos ayudados por el cohen o niño cantor. La sinagoga no es sólo casa de oración, sino también centro de instrucción, ya que en ellas suelen funcionar las escuelas talmúdicas.

Los hombres y las mujeres de época medieval, y también hoy en día, se sientan en zonas separadas.

En el interior de la sinagoga se encuentra:

  1. El Hejal, armario situado en el muro este, orientado hacia Jerusalén, en su interior se guarda el SeferTorá, los rollos de la Torá, la ley sagrada judía.
  2. El Ner Tamid, la llama perpetua siempre encendida ante el Hejal.
  3. La menorá, candelabro de siete brazos, signo habitual en el culto.
  4. La Bimá, lugar desde donde se lee la Torá.

Calle Judería Nueva

La calle de la Judería Nueva

El arranque de la calle Juan II establece simbólicamente el límite oeste del barrio de los judíos. Aquí se levantaba otro de los arcos que delimitaron la aljama a partir de 1481. Como no es posible traspasar este umbral imaginario sin salir de la judería, es preciso que regresar sobre sus pasos por la calle del Socorro, de nuevo hasta la puerta de San Andrés, para tomar ahora a la izquierda las escaleras de la calle Judería Nueva, donde el blasón de los Madrigal es la referencia para localizar la denominada Casa del Judío.

Calle Judería Vieja

La calle de la Judería Vieja

La calle Judería Vieja forma parte del eje urbano que constituía la antigua calle Mayor de Segovia, que discurría en paralelo a la muralla. A pesar de las reformas sucedidas a través de los siglos, el sabor popular de este vial permite imaginar cómo eran las casas de los judíos en la Edad Media, construidas en su mayor parte en ladrillo con entramados de madera, muchas de ellas revocadas con cal; casi todas, además, con un pequeño patio o corral, donde se desarrollaba buena parte de la vida íntima familiar. Aunque humildes, excepto en los casos de algunos personajes principales, la mayor parte de estas casas estaban habitadas por familias que participaban del gran auge comercial de Segovia en los siglos XIII y XIV, con una población de algo más de cincuenta familias, que aumentó considerablemente en el siglo XV.

Calle de Santa Ana

Calle de Santa Ana

La calle de Santa Ana, antes conocida como calle de la Solana, a la que se puede acceder por un pasadizo desde la calle del Sol, es una de las de mayor encanto de la Judería segoviana. Vale la pena destacar el sugerente edificio de ladrillo con entramado de vigas de madera que se encuentra a la izquierda, según se sale del pasadizo.

Carnicería judía

La antigua carnicería judía junto a la «Casa del Sol»

En 1287, en un libro de registros notariales de la catedral, aparece nombrada por primera vez la carneçería de los judíos situada en la Almuzara. Este documento es también el primer testimonio en que consta que los hebreos de Segovia están ya plenamente asentados y cuentan con sus instituciones propias.

En el siglo XV hay constancia de otras dos carnicerías. La primera, bajo la denominación de carnicería vieja, junto a la Casa del Sol, lugar donde se ubicaba el matadero de la ciudad. Y la segunda carnicería, mencionada en 1493, estaba situada frente al lateral de la puerta de San Andrés y junto al corralillo de los huesos, patio que pudo dar entrada a la sinagoga del Campo. Es decir, la ubicación de estas dos carnicerías se encontraba junto a dos de los puntos de desagüe de la muralla, para facilitar la evacuación de la sangre y los despojos de los animales sacrificados.

La carnicería es más que un edificio una de las instituciones fundamentales en una judería. El consumo de carne y el sacrificio de los animales está sujeto a toda una serie de rituales y prescripciones religiosas.

La carnicería

La carne que era consumida por los judíos tenía que haber sido sacrificada bajo un ritual religioso muy estricto. Éste se llevaba a cabo en el matadero y la carne se vendía en la carnicería.

El matadero, rastro o degolladero, era un espacio que adquiría un cierto carácter ritual por la liturgia ( shejitá ) que en él se desarrollaba durante el sacrificio de animales cuya carne iba destinada al consumo humano (comida cásher). Lo normal era que los mataderos estuvieran en una zona periférica de la judería, para evitar los malos olores en la ciudad.

La carne se vendía en la carnicería, en la que se levantaban puestos de venta que se solían arrendar. Con los ingresos obtenidos se hacía frente a determinadas necesidades de la aljama.

Casa de Abraham Seneor

Casa de Abraham Seneor

Pasada la calle del Sol, en el siguiente tramo de la calle Judería Vieja se localiza el conjunto de la que fue casa palacio de Abraham Seneor, contador mayor de Castilla y hombre de confianza de los Reyes Católicos. Se trata de un inmueble de grandes dimensiones que fue modificado en los siglos XVI y XVII. Ocupaba su primer tramo hasta hace muy poco una pequeña comunidad de franciscanos que cerraron el convento en 2006 después de más de un siglo de presencia en plena judería. Otra parte de este palacio fue después célebre por haber sido la vivienda del ilustre doctor Andrés Laguna, descendiente de una familia de judíos conversos.

Tratando de hacer del caso un paradigma del proceso por el que deberían pasar todos los judíos que quisieran permanecer en España después del decreto de expulsión, los propios Reyes Católicos apadrinaron el bautismo, celebrado en el monasterio extremeño de Guadalupe el 15 de julio de 1492 de su protegido Abraham Seneor, desde entonces llamado Fernán Pérez Coronel, y de su yerno, Mayr Melamed, a partir de ese momento Fernán Núñez Coronel. El escudo picado de los Coronel, en la fachada de la casa palacio, es el testimonio de la venganza de Carlos I contra los comuneros de Castilla, ya que María Coronel, nieta de Abraham, fue la segunda esposa del capitán Juan Bravo.

Abraham Seneor

Abraham Seneor (circa 1412-1493) es uno de los personajes más influyentes de la etapa final de la aljama segoviana gracias a sus dotes políticas y a su enorme capacidad de gestión económica.

En 1477 don Abraham es alguacil de la aljama y más tarde pasa a ocupar el cargo de juez mayor de las aljamas judías de Castilla. Destaca como arrendador y administrador de las rentas reales y desde 1488 ocupa el cargo de tesorero mayor de la Hermandad General. Además después de su conversión fue nombrado miembro del Consejo Real, contador mayor del príncipe de Asturias y regidor de la ciudad de Segovia. A esto hay que añadir que obtuvo una ejecutoria de hidalguía, extensiva a sus descendientes, quedando así integrado a todos los efectos.

Junto a la figura de Abraham Seneor se encuentra también la de su yerno Mayr Melamed, otro de los dirigentes de la comunidad hebrea castellana. Ambos se convierten al cristianismo tras el edicto de expulsión de 1492.

Casa de Simuel Denan

Casa de Simuel Denan

En la calle de Martínez Campos, que recuerda al famoso general que nació allí, se conserva la que fue casa de Simuel Denan, cuyo interior conserva uno de los mejores patios de la época, a cuyo atractivo hay que sumar las vistas al cementerio judío. Esta casa aparecía mencionada en la Cédula de los Sres. Reyes catholicos D. Fernando y Doña Isabel para que el Sr. Rodrigo Alvarez Maldonado pasase á la ciudad de Segovia, á que los Judíos y Moros residentes en ella viviessen separados de los christianos. La fecha, en Calatayud á 24 de Abril de 1481:

É mandó que non pase la dicha judería nin sitios della desde la esquina de una torre de la çerca de la dicha çibdad, que está armada sobre ella una casa de Simuel Denan...

Casa del Rabí Mayr Melamed

Casa del Rabí Mayr Melamed

Yerno de Abraham Seneor, convertido al cristianismo tomando el nombre de Fernán Núñez Coronel.

Profesando aún su antigua religión, dado el estatus social de este personaje, se le permitió que su casa tuviese acceso tanto por la zona judía como por la zona cristiana.

Son relevantes los artesonados conservados de la época. Actualmente convertido en hotel-restaurante.

Cementerio Judío

El cementerio judío

El cementerio judío se encuentra situado extramuros, en la ladera sur del valle del río Clamores, frente al lienzo de la muralla, que recorre desde el antiguo matadero judío hasta la Sinagoga Mayor (actual Iglesia del Corpus Christi), y donde quedaría enclavado el barrio judío desde 1481.

La salida del recinto amurallado, desde cualquiera de las sinagogas existentes entonces, se efectúa por la Puerta de San Andrés, y desde allí, bajando por la Hontanilla, descendemos al Puente de la Estrella –en la actualidad reconstruido- que salva el río Clamores y nos conduce hacia lo que es propiamente el Cementerio, en un paraje conocido popularmente como El Pinarillo.

No es posible establecer una datación cronológica con un mínimo de precisión dada la ausencia de losas sepulcrales que nos diera alguna información.

La Comunidad Judía, a la hora de efectuar los enterramientos, aprovechó la naturaleza caliza de la roca de esta parte del Clamores para realizar dos tipos: el primero consiste en utilizar cuevas formadas por la naturaleza, tras ser ampliadas y acondicionadas; el segundo modelo corresponde a las de tipo fosa antropomórfica.

Los sepulcros están orientados de este a oeste y en todos ellos se encontraron los esqueletos intactos, en posición supina y mirando a oriente. Entre ellos hay algunos que perfilan la cabeza y los hombros del cadáver, mientras que en otros la forma de la cavidad es simplemente trapezoidal.

El acceso al cementerio es libre y se encuentra señalizado desde el barrio judío, existiendo nuevas señales informativas, y una nueva iluminación colocadas por el Ayuntamiento de Segovia. En este enclave se encuentra La Casita Blanca, espacio recuperado por el Área de de Patrimonio Histórico y Turismo del Ayuntamiento de Segovia, en su interior hay una exposición, objetos donados y cedidos por la Comunidad Judía de Madrid, que ayudan a entender el ritual del fallecimiento en el Judaísmo.

El cementerio

El cementerio se ubicaba extramuros, a cierta distancia del barrio judío. El terreno elegido:

  • Tenía que ser tierra virgen
  • Estar en pendiente
  • Estar orientado hacia Jerusalén

La judería debía tener un acceso directo al cementerio para evitar que los entierros tuviesen que discurrir por el interior de la ciudad.

Los reyes autorizaron después de 1492 (en Barcelona en 1391), que las piedras de los cementerios judíos pudieran ser reaprovechadas como material de construcción. Así, no es extraño encontrar fragmentos de inscripciones hebreas en varias construcciones posteriores.

A pesar del expolio que sufrieron desde finales del siglo XIV, la memoria de estos cementerios ha perdurado como nombre en determinados lugares, por ejemplo, Montjuïc en Barcelona o Girona. Sabemos de la existencia de más de veinte cementerios judíos medievales. Otros sólo se conocen o bien por la documentación o bien por las lápidas conservadas. El de Barcelona, en Montjuïc, fue excavado en el año 1945 y 2000, el de Sevilla en 2004, el de Toledo en 2009 y el de Ávila en 2012.

Centro didáctico de la Judería

Entrada principal del Centro Didáctico de la Judería

En el número 12 de la calle Judería Vieja se abre la puerta del Centro Didáctico de la Judería, conocido también como casa de Andrés Laguna, en recuerdo de uno de sus más ilustres moradores, eminente médico y humanista del siglo XVI, descendiente de judíos conversos, que viajó por Europa y tradujo a Aristóteles, Dioscórides y Galeno, considerado como uno de los hombres más cultos de su tiempo.

El caserón, que es todo un símbolo de la pujanza de los cristianos nuevos segovianos, alberga un Centro Didáctico de la Judería, al que se accede a través del patio, articulando mediante paneles, pantallas táctiles, y una interesante proyección holográfica que reproduce con todo detalle la celebración del shabbat judío en una sinagoga virtual.

En la tienda se ofrecen todo tipo de productos relacionados con los judíos y con la judería segoviana.

Corralillo en la calle de la Almuzara

Calle de la Judería Nueva esquina Almuzara, donde está ubicado el corralillo judío

La calle de la Almuzara se interna en el corazón de la judería de Segovia desde la plaza de la Merced. El corralillo del número 3 de esta calle es uno de los pocos testimonios de la arquitectura del barrio judío que quedan en una zona que sufrió importantes remodelaciones a lo largo de los siglos. En esta calle se localizaba otra carneçería de los judíos, según un documento de 1287.

Horno de la Judería

El adarve de la calle Martínez Campos, donde estuvo localizado el «Corralillo de los huesos»

El horno de la judería se encontraba también junto a la Sinagoga del Campo, al lado de la puerta de San Andrés, formando parte del corralillo de los huesos. Ruiz Hernando indica que este horno se encontraba en la calle de Martínez Campos, número 8.

Su existencia no aparece documentada hasta después de la expulsión, cuando su nuevo propietario, el monasterio jerónimo de Santa María del Parral mantiene un pleito en el que se ve involucrado el edificio.

En el contrato de arrendamiento de 1506 se nos describe el inmueble con gran detalle. Se trata de:

Unas casas con un horno de poyo dentro en ellas, con un corral junto con ellas e una casilla ençima del corral [...] cabo la que solían llamar la synoga del Campo.

El horno

Durante la Edad Media, los hornos de las ciudades tenían un carácter público y sólo se podían construir o utilizar bajo licencia real. Era corriente que en cada judería hubiera al menos un horno en el que se cocía el pan de consumo cotidiano.

Desde un punto de vista arquitectónico, el horno judío debía ser similar a los que se levantaban en otros lugares de la ciudad: La elaboración de pan no estaba sometida a ningún tipo de ritual específico y, por lo tanto, el horno no tenía por qué presentar ningún elemento diferente en su construcción. Ello también implica que un judío podía comprar pan a un cristiano o utilizar un horno cristiano para cocer pan sin transgredir ninguna regla.

Durante el Pésaj se cocía pan ácimo (matzá), sin levadura, en cuya masa se ponía un sello. Al ser un tipo de pan especial, en las juderías que no tenían horno se podían construir unos provisionales para cocerlo.

Hospital de la Judería

El adarve de la calle Martínez Campos, donde estuvo localizado el «Corralillo de los huesos»

Sabemos que la judería segoviana contaba con un hospital anexo a la sinagoga del Campo, pero desgraciadamente no conocemos su reglamento ni tenemos referencias sobre las tareas desarrolladas de modo cotidiano en el mismo.

Conocemos la existencia de esta institución y del edificio que ocupaba por la donación que los Reyes Católicos hicieron del mismo al concejo de Segovia en septiembre de 1492, pocos meses después de que la comunidad judía hubiera abandonado la ciudad.

La Judería de Segovia

La Judería de Segovia

La judería de Segovia se extiende por el lado Sur de la ciudad, entre la antigua Sinagoga Mayor, hoy iglesia de Corpus Christi, y las calles de Judería Vieja, de Santa Ana, el Rastrillo, la plazuela y la Calle del Socorro, Judería Nueva y Almuzara. También había casas judías en las manzanas fuera de la puerta de San Andrés e inmediatas a ella. Frente a la puerta, y al otro lado del arroyo Clamores, estaba el cementerio.

La judería quedó cerrada en 1481 por decreto de los Reyes Católicos mediante la colocación de siete puertas con arcos de ladrillos.

Los judíos fueron obligados a residir y a situar todos los edificios y dependencias propias de la aljama dentro del espacio delimitado, pero no se les impidió desplazarse por el resto de la ciudad ni seguir ejerciendo sus actividades profesionales tal y como lo venían haciendo hasta ese momento: Juçef Biton, un herrero judío que llevaba muchos años de servicio a los canónigos de la catedral de Segovia, tras 1481 siguió ejerciendo su oficio con toda normalidad.

Las casas de la Judería eran de piedra, ladrillo y madera, pequeñas, de dos o tres pisos, que ocupaban un solar de unos treinta o cuarenta metros cuadrados y contaban con patios y corrales. Actualmente se puede apreciar perfectamente las fachadas con el entramado de madera y las hiladas y verdugadas de ladrillo. Al igual que se aprecia en muchas de ellas unas pequeñas ventanas que corresponden con el tiro de la escalera.

En el siglo XIII, judíos, cristianos y musulmanes participaban conjuntamente en las tareas comunitarias como la venta de tierras o juicios. Tampoco tenemos testimonios de que los judíos de Segovia sufrieran asaltos y persecuciones como sucedió con otras juderías españolas. Pero el acceso al reino por parte de Juan II, nieto de Enrique III, marcó para la comunidad judía castellana el comienzo de una etapa de creciente tensión que culminó un siglo después con la expulsión decretada por los Reyes Católicos en 1492.

La «Casa del Judío»

Entrada a la Casa del Judío

En el número 12 de la calle de la Judería Nueva se encuentra la denominada Casa del Judío. En ella la tradición popular sitúa la casa de Meir Alguadex, que fue ejecutado en el contexto de los sucesos del Corpus Christi. La fachada de granito que se puede contemplar actualmente es del siglo XVI y sobre la misma se colocó un escudo que se ha identificado como el de la familia Madrigal.

Midrash de la calle Rehoyo

Plaza Mayor, mirando hacia la calle de la Infanta Isabel, donde estuvo la escuela talmúdica

En la antigua calle Rehoyo, actualmente la calle de la Infanta Isabel, existió una midrash o escuela talmúdica, de la que no existen más referencias que las que aparecen en dos contratos de arrendamiento de 1364 y 1366, en los que aparece como linde con otra propiedad.

Midrash del corral de Cayón

Vista actual de la finca donde estuvo ubicada la Midrash del corral de Cayón

La segunda escuela talmúdica de la que existe noticia estaba situada en la Almuzara, lindando con la Sinagoga Vieja. La comunidad había levantado este centro de enseñanza en un solar perteneciente a la catedral de Segovia, por lo que pagaba a esta institución un censo anual de cincuenta reales de plata.

En 1412 la Sinagoga Vieja fue expropiada a los judíos y entregada al convento de Santa María de la Merced para que los frailes establecieran en ella un hospital. Entre las condiciones de la donación por parte del rey se encontraban la de que los mercedarios asumieran las cargas correspondientes a la antigua sinagoga.

De este modo, en 1414 el convento renovó el arrendamiento perpetuo de la antigua escuela talmúdica comprometiéndose a pagar anualmente un censo de cuarenta reales de plata, diez menos de los que había abonado la comunidad judía.

En este contrato el inmueble se describe como unas casas e corral con todo el edificio fecho e edeficado. El registro de la mayordomía catedralicia de pitanzas correspondiente a los años 1419-1420 recoge un asiento contable que supone el primer pago conservado de los efectuados por el convento:

El corral de Cayón con el midrás tienelo el comendador de la Merced por quarenta rreales de plata, que son doscientos e sesenta maravedís, contando el rreal a sys maravedís e medio. CCLX.

Museo de Segovia

Museo de Segovia

La calle del Socorro conduce desde la plaza del mismo nombre hasta la casa del Sol, antiguo baluarte de la Muralla sobre el arroyo Clamores. En tiempos de Enrique IV, como atestigua un documento fechado en 1452, las casas de la judería que se habían instalado aquí se convierten en matadero.

Con dos corrales que son al espolón en los que los carniceros de dicha mi çibdat de los muros adentro encerraren e mataren e desollaren los ganados que menester suelen para las canicerías.

Así lo recuerda también Francisco de Quevedo en El Buscón. Las obras realizadas entre 1986 y 1990 por el arquitecto Manuel Manzano-Monís permitieron transformar el antiguo matadero en el Museo de Segovia, tras la cesión del edificio al Estado, por parte del Ayuntamiento en 1980.

La visita al museo se articula a lo largo de seis salas, distribuidas en torno al patio central, donde se recogen piezas arqueológicas, etnológicas y artísticas que reconstruyen la trayectoria histórica de la provincia segoviana.

Plaza de la Merced

La Plaza de la Merced

La confluencia de la calle Judería Nueva con la de la Almuzara, en una esquina de la plaza de la Merced, señala el extremo noroeste de la aljama, donde estaba situado otro de los célebres arcos que establecían los límites de la judería.

La plaza le debe su nombre al convento que existió aquí en su día de los frailes de la Merced que recibieron en 1412, de manos de la reina regente Catalina de Lancaster, la que fuera Sinagoga Vieja de los judíos, junto a la cual se ubicaba una de las dos escuelas talmúdicas de la ciudad, además de una carnecería.

Frente al convento mercedario, el judío converso Diego Arias Dávila (Ysaque Alboer) levantó treinta años más tarde el hospital de Peregrinos, cuya capilla existió hasta 1946.

Postigo del Sol

Postigo del Sol

La primera calle a la izquierda que cruza con la de la Judería Vieja es la del Sol, que conduce hasta la puerta o postigo del Sol, uno de los dos accesos (junto a la puerta de San Andrés) a la ciudad amurallada a través de la judería.

El postigo del Sol, conocido en el siglo XV como Puerta de la Judería o del Corpus Christi, el Postigo del Sol, al final de la Calle del Sol, es una de las salidas extramuros de la Judería. Desde la parte exterior a la ciudad se puede contemplar la cabecera de la sinagoga Mayor, que se monta sobre la muralla de la ciudad.

Puerta de San Andrés

La Puerta de San Andrés

Los alrededores de la puerta de San Andrés constituyen otro de los núcleos importantes de la aljama segoviana. Al final de la calle de Martínez Campos se localiza el acceso a las escaleras que conducen al adarve de la muralla, siendo transitables unos 200 metros, dentro del antiguo cuerpo de guardia se muestra la historia y el sistema defensivo de la muralla segoviana, La visita permite disfrutar de unas impagables vistas del entorno, con la necrópolis judía al otro lado del valle. Al pie de la puerta de San Andrés se encuentra el Punto de Información Turística La Muralla.

Cerca de la plaza del Socorro, donde hoy se levanta el monumento al folclorista Agapito Marazuela, estuvo la Sinagoga del Campo, de la que se tiene constancia documental de que fue erigida en 1459, en el conocido como "corralillo de los Huesos", a instancias de doña Elvira, esposa del judío converso don Diego Arias Dávila. También hubo aquí una de las tres carnicerías judías de la aljama.

Puerta de la Judería

Calle de Juan Bravo. Al fondo se encontraba la ubicación de la Puerta de la Judería

En la confluencia de la plaza con la calle Judería Vieja, coincidiendo con el límite oriental del barrio, estaba la primera de las siete puertas que cerraban la judería tras el decreto de 1480, aplicado a partir del año siguiente. La orden de los Reyes Católicos tuvo ciertamente más éxito que la anterior pragmática de Catalina de Lancaster, de 1412, en la que se obligaba a judíos y musulmanes a concentrarse en barrios cerrados: entre 1481 y 1492, cuando se decretó la expulsión de los primeros, la población del barrio se llegó a multiplicar por cuatro, lo que da una buena idea de lo dispersos que estaban por toda la ciudad hasta la fecha.

Puertas de la Judería

Fachada de la Catedral, donde se ubicaban tres de las puertas de la Judería

La judería queda cerrada en 1481 por decreto de los Reyes Católicos mediante la colocación de siete puertas con arcos de ladrillo.

Los judíos fueron obligados a residir y a situar todos los edificios y dependencias propias de la aljama dentro del espacio delimitado, pero no se les impidió desplazarse por el resto de la ciudad ni seguir ejerciendo sus actividades profesionales tal y como lo venían haciendo hasta ese momento: Juçef Biton, un herrero judío que llevaba muchos años de servicio a los canónigos de la catedral de Segovia, tras 1481 siguió ejerciendo su oficio con toda normalidad.

Los siete arcos que cerraban la judería, de los que no queda rastro, se levantaban en las bocacalles linderas con casas cristianas y estaban situados en los siguientes puntos, de Este a Oeste:

  • El primero de ellos estaba situado en el acceso a la calle de la Judería desde la plaza del Corpus Christi.

  • Otros tres en las manzanas demolidas en 1525 para edificar la catedral

  • El quinto en la esquina de la calle de la Judería Nueva con Daoiz

  • El sexto en la esquina de la calle de la Almuzara con la Judería Nueva

  • El séptimo al final de la calle del Socorro junto a la Casa del Sol (antiguo matadero judío).

La muralla, que cerraba todo el lado Sur de la judería, ofrecía dos salidas más: la puerta de San Andrés y la puerta del Sol.

Sinagoga Mayor-Iglesia del Corpus Christi

Sinagoga Mayor. Fachada

La antigua Sinagoga Mayor fue el centro religioso de la comunidad judía de Segovia en época medieval. Ubicada entre la calle de la Judería Vieja y la muralla, discurría paralela a la calle de la Puerta del Sol. La entrada actual se realiza por la plaza del Corpus Christi, atravesando un típico corral segoviano que forma parte del conjunto del convento de las clarisas, propietarias del templo.

La no existencia de testimonios documentos hace imposible conocer el momento y condiciones en los que la comunidad judía segoviana construyó su sinagoga Mayor. Los investigadores que han analizado arquitectónica y artísticamente esta sinagoga coinciden en señalar su gran parecido con la denominada de Santa María la Blanca de Toledo.

La orientación de la sinagoga Mayor segoviana hace pensar, según algunos autores, que pudo levantarse sobre una mezquita anterior. Con noticias documentales de su existencia que se remontan a 1373, se sabe que funcionó como templo hebreo hasta su confiscación en 1410, y que nueve años después ya estaba consagrada al culto cristiano.

Junto a estos grandes arcos de herradura, apoyados sobre pilares octogonales que se remanan en unos bellos capiteles decorados con piñas y rodeos, los 40 arcos menores del piso superior y la decoración mudéjar del artesonado de la actual iglesia dan idea de las dimensiones del viejo templo judío, una de las cinco sinagogas registradas en la ciudad, que pudieron llegar a ser hasta siete.

Tras el terrible incendio de 1899 que redujo el edificio a sus líneas estructurales, el Ayuntamiento de Segovia llevó a cabo a principios de la pasada década la restauración de toda las yeserías, vidrieras y capiteles que formaban la ornamentación original mediante las fotografías originales del día del incendio en 1889 de las que se disponía y de los restos conservados de las yeserías originales.Los artistas que intervinieron fueron José María García Moro (Escultor), José Luis Silveira (Restaurador), Carlos Muñoz de Pablos (Vitralista) y Valero Herrera Ontañón (Aparejador Municipal).

Los sucesos del Corpus Christi

En 1410, durante la minoría de edad de Juan II (entre 1406 y 1419), se acusó a varios judíos segovianos de haber profanado en su sinagoga Mayor una hostia consagrada. El único relato de estos hechos se encuentra medio siglos después del suceso en la obra escrita por el fraile franciscano Alonso de Espina.

La narración, que debe ser tomada con cautela, dada la animadversión del autor por el colectivo judío, e incluida en su Fortalitium fidei contra iudeos, sarracenos aliosque christiane fidei inimicos, cuenta que un grupo de judíos segovianos compró a un sacristán una forma consagrada para profanarla en la sinagoga. Tras intentar sin éxito quemarla y temerosos de las consecuencias, estos judíos decidieron entregar la hostia al prior del monasterio dominico de Santa Cruz de Segovia. Éste los denunció entonces al obispo Juan Vázquez, que a su vez informó del hecho a la reina Catalina de Lancaster, madre y tutora de Juan II, que se encontraba en ese momento en la ciudad. Las autoridades detuvieron a los acusados, que fueron sometidos a tormento.

Entre los detenidos se encontraba Meir Alguadex, médico del difunto Enrique III, que en su testimonio dijo haber asesinado también al monarca.

Tras ser declarados culpables, los reos fueron arrastrados por la ciudad y desmembrados. Como el obispo segoviano, según continúa narrando Alonso de Espina, quería profundizar en la investigación de los hechos, los judíos sobornaron a su maestresala para que le envenenara. Descubierta la conjura, el maestresala y algunos judíos fueron ejecutados también, huyendo otros implicados de la ciudad.

Sinagoga de Burgos

Calle Escuderos, en el lugar donde estaba ubicada la Sinagoga de Burgos

La Sinagoga de Burgos se encontraba en la parroquia de San Miguel, junto a una casa fortificada, tal y como aparece en un documento de 1358. Su nombre aparece en 1410 en otro documento, la sinoga que disen de Burgos. Su ubicación ha sido situada en el número 17 de la calle de Escuderos.

Se ha formulado al hipótesis de que esta sinagoga fuera el templo de una comunidad de judíos procedentes de Burgos que se estableció en Segovia, dado que ningún judío segoviano parece haber ostentado el apellido Burgos.

Lo que sí parece claro es que la Sinagoga fue expropiada en 1412 al llevarse a cabo el apartamiento de los judíos a la Judería siguiendo las leyes de Ayllón.

La sinagoga

La sinagoga (lugar de reunión, en griego) es el templo judío. Está orientada hacia Jerusalén, la Ciudad Santa, y en ella tienen lugar las ceremonias religiosas, la oración comunal, el estudio y el encuentro.

En las ceremonias se lee la Torá. El oficio está dirigido por los rabinos ayudados por el cohen o niño cantor. La sinagoga no es sólo casa de oración, sino también centro de instrucción, ya que en ellas suelen funcionar las escuelas talmúdicas.

Los hombres y las mujeres de época medieval, y también hoy en día, se sientan en zonas separadas.

En el interior de la sinagoga se encuentra:

  1. El Hejal, armario situado en el muro este, orientado hacia Jerusalén, en su interior se guarda el SeferTorá, los rollos de la Torá, la ley sagrada judía.
  2. El Ner Tamid, la llama perpetua siempre encendida ante el Hejal.
  3. La menorá, candelabro de siete brazos, signo habitual en el culto.
  4. La Bimá, lugar desde donde se lee la Torá.

Sinagoga de los Ibáñez de Segovia

La sinagoga de los Ibáñez de Segovia

La calle de la Almuzara se prolonga en la de Refitolería, donde se localiza el antiguo palacio de Gensol, y ésta a su vez en la de San Geroteo, de nuevo en el circuito de la antigua calle Mayor. El colegio de las Madres Jesuitinas ocupa el espacio de la antigua sinagoga de los Ibáñez de Segovia, también conocida como Nueva Sinagoga Mayor, que sustituyó en 1419 a la conocida hasta entonces con ese título, en la iglesia del Corpus Christi.

La documentación se muestra confusa sobre el destino de esta sinagoga en los momentos inmediatamente posteriores a la expulsión de 1492, pero sabemos que en 1507 pasó a ser propiedad de Bartolomé Ibáñez, conservándola la familia hasta finales del siglo XIX, en que pasó a manos de las Hijas de Jesús.

Se trataba de un templo de una sola nave, de cuya decoración original hoy sólo se conserva prácticamente la totalidad de un ojo de buey, además del artesonado, los muros y la cabecera. El micvé o baño ritual que tuvo esta sinagoga, desaparecido en los años 80 del pasado siglo, demuestra su relevancia en el conjunto de la comunidad judía.

La mole de la catedral, entre la judería y la plaza Mayor se levantó a partir de 1525 sobre una parte de casas de la antigua judería y el convento de Santa Clara, cerrando con sus grandes dimensiones el espacio de un barrio íntimo que todavía conserva el sabor y el aire de misterio de aquella vieja aljama de los hebreos.

La sinagoga

La sinagoga (lugar de reunión, en griego) es el templo judío. Está orientada hacia Jerusalén, la Ciudad Santa, y en ella tienen lugar las ceremonias religiosas, la oración comunal, el estudio y el encuentro.

En las ceremonias se lee la Torá. El oficio está dirigido por los rabinos ayudados por el cohen o niño cantor. La sinagoga no es sólo casa de oración, sino también centro de instrucción, ya que en ellas suelen funcionar las escuelas talmúdicas.

Los hombres y las mujeres de época medieval, y también hoy en día, se sientan en zonas separadas.

En el interior de la sinagoga se encuentra:

  1. El Hejal, armario situado en el muro este, orientado hacia Jerusalén, en su interior se guarda el SeferTorá, los rollos de la Torá, la ley sagrada judía.
  2. El Ner Tamid, la llama perpetua siempre encendida ante el Hejal.
  3. La menorá, candelabro de siete brazos, signo habitual en el culto.
  4. La Bimá, lugar desde donde se lee la Torá.

Sinagoga del Campo

El inicio del adarve de la calle Martínez Campos, donde estuvo la Sinagoga del Campo

La Sinagoga del Campo se encontraba muy cerca de la Nueva Sinagoga Mayor, en el principio de la calle de Martínez Campos. No se conserva ningún resto del edificio pero probablemente tuvo su entrada a través del patio denominado corralillo de los huesos junto al que se encontraba la carnicería. Fue edificada en torno a 1456, en los primeros años del reinado de Enrique IV y sufragada por Elvira, esposa del converso Diego Arias. Tras la expulsión, pasó a manos del alcaide del alcázar Diego del Castillo, porque en 1506 su propiedad se encontraba en manos de sus herederos.

La sinagoga

La sinagoga (lugar de reunión, en griego) es el templo judío. Está orientada hacia Jerusalén, la Ciudad Santa, y en ella tienen lugar las ceremonias religiosas, la oración comunal, el estudio y el encuentro.

En las ceremonias se lee la Torá. El oficio está dirigido por los rabinos ayudados por el cohen o niño cantor. La sinagoga no es sólo casa de oración, sino también centro de instrucción, ya que en ellas suelen funcionar las escuelas talmúdicas.

Los hombres y las mujeres de época medieval, y también hoy en día, se sientan en zonas separadas.

En el interior de la sinagoga se encuentra:

  1. El Hejal, armario situado en el muro este, orientado hacia Jerusalén, en su interior se guarda el SeferTorá, los rollos de la Torá, la ley sagrada judía.
  2. El Ner Tamid, la llama perpetua siempre encendida ante el Hejal.
  3. La menorá, candelabro de siete brazos, signo habitual en el culto.
  4. La Bimá, lugar desde donde se lee la Torá.

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